Vivían en el barrio de Carabanchel donde tenían muchos amigos, hasta que una mañana se despertaron en una casa que no era la suya. Era una especie de cabaña de madera, las camas tenían grandes y macizas patas de madera y estaban cubiertas por dos o tres mantas; por la ventana que había frente a ellos entraba un deslumbrante rayo de luz que los despertó del todo, y entonces oyeron una voz:
- ¡Paula e Izan! Despertaros, tenéis que poneros en marcha en vuestro viaje-
-¿Viaje? ¿Qué viaje?- dijo Izan.
- El viaje al Castillo del Reino , ¡No me digáis que se os ha olvidado!- contestó la voz.
Entonces apareció una señora de mediana edad que llevaba dos bandejas con el desayuno de los hermanos. Desayunaron, se vistieron con las ropas que encontraron en la habitación y salieron al exterior. El exterior les recordaba a su barrio, era como si hubiesen retrocedido en el tiempo hasta la edad media, todo tenía un aspecto muy medieval, pero a ellos les gustaba, era como si su sueño se hubiese cumplido.
Allí fuera había dos caballos, seguro que eran de ellos, uno blanco como la nieve y otro negro como el carbón y en las mantas estaban bordados los nombres de los hermanos, en el blanco ponía Izan y en el negro Paula, preguntaron a la señora que les llevó el desayuno que hacían allí y porque tenían que ir a ese Castillo. Hablaron con ella y les explicó que el Mago Negro, que reinaba en el Reino, les había metido en este sueño, y les podría gustar pero tenían que salir de allí derrotándole y pidiéndole el hechizo que abría el portal mágico para volver al mundo real antes de que el Mago lo invadiera, porque si no se quedarían atrapados en ese mundo y tenían que llegar al castillo en menos de una semana.
Pensaron... pensaron que ese mundo era en el que siempre habían querido Vivir pero no pertenecían a él y tenían que volver al mundo real, y se pusieron en marcha. Preguntaron a la misma mujer si tenía algún mapa para ir al Castillo y ésta se lo dio. Cogieron provisiones, dos espadas, algo de ropa y subieron todo al caballo y se pusieron en marcha. No había tiempo que perder.
Paula e Izan iniciaron el camino, no estaban muy acostumbrados a montar a caballo y estaban doloridos, pero aguantaron hasta llegar a una posada para comer algo. El camino se les hizo fácil, era como si fuese su mismo barrio pero muy cambiado. Llegaron a la posada, dejaron fuera a los caballos bebiendo agua y entraron a tomar un caldo caliente. Cuando estaban acabando oyeron un ruido muy fuerte y desagradable que hizo temblar el edificio. De repente lo que era el techo se
desprendió y dejó ver una criatura gigante con dos grandes alas que se mantenía en el aire ¡Era un dragón! En su lomo estaban dos hombres vestidos de negro y con cara de pocos amigos, bajaron de esa criatura y anunciaron:
-Somos la guardia del Reino y en nombre del Mago Negro, la persona que encuentre a dos hermanos mellizos , un varón y una mujer de unos doce años, tendrá una buena recompensa. Entonces Paula e Izan agacharon la cabeza y el tabernero dijo:
-¡Son ellos! ¡Atrapadles!
En ese momento los hermanos echaron a correr en dirección a los caballo pero estaban rodeados, desenvainaron la espada y lucharon como pudieron hasta despistarles, cogieron los caballos y salieron al galope. Desde ese momento tenían que tener cuidado y no dar su identidad a nadie, y siguieron su viaje. A la mitad del camino encontraron a un señor mayor que les preguntó:
-¿Vosotros sois esos dos mellizos de los que todo el mundo habla?
-¿Quién sois?- preguntó Paula.
-Soy uno de los grandes magos de este reino, el Mago Blanco, y busco a los dos mellizos para enseñarles los hechizos necesarios para vencer al Mago Negro, el mago de la magia negra.- contestó el extraño anciano.
-Bueno solo queríamos asegurarnos, no podemos dar la identidad a todo el que nos pregunte. Sí, somos los mellizos.- dijo Izan
-Pues si los sois tenéis que empezar ya, no hay tiempo que perder.
El mago les guió hasta su casa; una pequeña choza, y allí les empezó a enseñar algunos de los hechizos mas sencillos, les entregó una varita mágica a cada uno y les dijo:
-Os acompañaré en el camino para ayudaros y enseñaros más hechizos y trucos, pero cuando lleguéis al Castillo os tendréis que enfrentar al Mago Negro vosotros solos.
- De acuerdo – contestaron a la vez.
Siguieron su viaje con el Mago, les quedaba muy poco.
-Quedan uno o dos días para llegar. Una pregunta, ¿de dónde venís?-dijo el Mago.
-Nosotros venimos de Carabanchel un barrio de Madrid en España.- dijo Paula.
- Ah, solo era curiosidad. Vamos a parar a comer algo.
Pararon a comer y cuando estaban recogiendo aparecieron unos guardias que les preguntaron si habían visto a los mellizos y ellos lo negaron. Cuando se fueron emprendieron el camino.
Al día siguiente llegaron al Castillo, entraron diciendo que eran de un lejano Reino y les dejaron acceder. Era un castillo muy tenebroso, apenas entraba luz, estaba todo oscuro. Los guardias les guiaron hasta el Mago Negro donde hablaron con él.
-Hola... ¡Somos los mellizos! , venimos a luchar contra ti y que nos digas el hechizo para abrir el portal mágico.
-¡Je , je, je...! aceptaré que luchéis contra mi pero sólo sois unos mocosos y os aviso que no hay ningún hechizo, haced lo que queráis pero no me venceréis.
Entonces fueron a la sala de batallas mágicas donde lucharon contra él pero no aguantaron, era muy poderoso, y el Mago Blanco tuvo que acabar la pelea. Ese malvado mago era contrincante suyo desde hacia tiempo y por ello luchó y venció, el Mago Negro les explicó el secreto del portal.
-No hay ningún portal ni hechizo, lo único que tenéis que hacer es cerrar los ojos, pensar en vuestro hogar y volveréis a vuestra casa porque esto sólo es un sueño.
Después de esta explicación Paula e Izan cerraron los ojos y de repente se despertaron en la cama de su casa, comprendieron que sólo había sido un sueño y habían cumplido su sueño ¡Vivir en un mundo de magia! Pero se quedaron con la duda ... ¿Cómo es que habían soñado lo mismo?
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario