Laura Gonzalo Barros - Madrid (España) - Categoría Juvenil
Hay gente que tiene poder innato, otros lo ejercitan para obtener uno muy grande. Otros, simplemente no saben que existe. De esto va mi historia.
Yo conocí a Deyanella, era mi hermana. Para muchos, ella era solo una chica más. Para otros era
una chica distinta al resto y para muchos otros, Deyanella era casi una deidad. Deyanella era una
chica un tanto especial, realmente era una chica excepcionalmente especial, y muy buena, aunque no siempre lo fue. Era rubia, de ojos azules profundos como el lapislázuli, y muy alta. Lo que más me llamó siempre la atención en ella, aparte de su magia, de la cual no descubrí nada hasta su decimoquinto cumpleaños, fue su desbordante imaginación y su capacidad de amar con todo su corazón, así como de odiar con todo su rencor.
John, un chico moreno de ojos verdes y con una tez tan pálida que parecía de porcelana, no es un
chico fácil de olvidar. Aunque no siempre a sido el mejor amigo de Deyanella, ella siempre le quiso con locura, con tanta fuerza y corazón con que llegó a odiarle, el cual luego, después de que mi hermana se volviera loca y volcara toda su magia contra él por venganza, fue capaz de perdonarla.
El poder de mi hermana, De-este era el mote de Deyanella-era muy grande. De era capaz de saber y sentir todo lo que los demás pensaban o sentían, era capaz también de inspirar temor o confianza en la gente según quisiese, doblegar a la gente a su voluntad o liberarla de la opresión de cualquier hechizo y era también capaz de, su poder, dárselo a alguien cuyo corazón fuese el más puro entre todos los corazones del mundo.
En el parque de Aluche fue donde conocimos a John. Fue una tarde de verano, cuando De y yo jugábamos con una pelota y John se nos acercó por detrás. Nos pidió que le dejásemos jugar con nosotras y De y yo nos pusimos a jugar con John.
Unos años después, De me confesó que le gustaba John. No me sorprendió, pues me lo había estado esperando casi desde que le conocíamos. Nuestros padres poco sabían de él y nosotras no teníamos mucho interés en que ellos lo supiesen. A pesar de ello, De es una de las pocas personas que conozco que se llevaba tan bien con nuestros padres.
Pasados unos años, cuando contaba Deyanella con quince, decidió hablar con él. De le dijo a John que le gustaba, pero la respuesta que John le dio a De no fue la esperada por ella. John le dijo que tenía novia, Jessica, la chica más guapa de la clase.
Y De llegó llorando pero no me contó nada. Aquella noche, nadie en casa durmió. Mientras De dormía, de su boca salía todo tipo de maldiciones contra Jessica y contra el mismo John. A la mañana siguiente, teníamos la sensación de que se nos fuese a caer el mundo encima. Estábamos cansados y sentíamos el dolor de De cómo si fuese nuestro.
-¡De! ¡Espera!- la llamé a gritos de camino a clase.-¡De, quieres contarme lo que te pasó ayer para que te pasases la noche lanzando sapos y culebras para Jess...
-¡ ¡ ¡NO TE ATREVAS A NOMBRARLA!!! ¿¡Me has oído!? ¡No la nombres! ¡Ni a él ni a ella ¡-entonces empezó a llorar. Y no paró.
Me empecé, entonces, a fijar en la expresión de la gente que pasaba a nuestro lado. Todos parecían cansados y tristes. Tuve una intuición. Y ésta nunca me fallaba. Pero era imposible. De no podía ser una...
-¿Qué eres De?- le pregunté un poco asustada. Ella lo percibió y me sonrió. Fue una sonrisa cansada, que mostraba todo lo que sentía. Pero, había algo en sus ojos, un destello, una llamita negra casi invisible.
-Que soy... -dijo dubitativa-Eso preguntas... no soy humana. Tampoco soy bruja... exactamente, soy más que una humana, pero menos que una bruja, aunque igualmente peligrosa para cualquiera que se atreva a desafiarme. No te asustes-añadió tras ver mi mirada llena de terror- Nunca te haría daño. A ti no. Nunca.
-Pero... -inspiré hondo.-¿Qué hay de Jess... digo... de Ella? ¿Y de Él?
-Ella... sufrirá por mi dolor más que nadie. Él... -lo dijo con un odio que ocultaba todo el amor que sentía por John- será torturado hasta que me demuestre que no siente nada por Ella.
-Pensaba que le amabas, pero ya veo que no, que era puro y simple capricho.
-No, -dijo con cariño- le amo. Por eso será el que más sufra.
-Eso no es amor, De, eso, mi querida hermana, eso es venganza.
-Llámalo como quieras. Mi amor por Él es real. Tan real como tú y yo. Tan real como el aire que respiras- Entonces soltó una sonora carcajada. Miré a mi alrededor por si alguien nos miraba, pero todos se sentían demasiado cansados y dolidos como para prestarnos atención.
-Acabas de decirme que no me harías daño, pero, mírame, mira a tu alrededor De, nadie es feliz, todos sufrimos tu dolor y el cansancio que ello acarrea. Dime De, ¿esta es tu idea de no herirme si sólo con lo que haces ahora ya me clavas un puñal en lo más profundo del alma? ¿Si con solo mirarte veo tu dolor llameando en tus ojos? No, esta no es la De que yo conozco. No eres buena, estás haciendo sufrir a la gente lo indecible sólo por tu propia satisfacción de ver a la gente consumida por TUS desgracias.
De se marchó directa a la casa de John. "Tal vez" pensé "Tal vez él la haga entrar en razón". Entonces la seguí. Llegó a la puerta y miró fijamente a la puerta y esta salió volando por los aires. Ante semejante estruendo, toda la familia que residía en aquella vivienda salió a asomarse. Entonces, De empezó a brillar, no como una deidad, sino más bien, como una malvada criatura de la noche. Y John lo supo, supo que era a él a quien buscaba De. De alzó la mano, como queriendo agarrar algo, pero sin coger nada. John empezó a flotar sujetándose el cuello con ambas manos, como si le estrangulasen y De sonrió siniestramente. No, esa no era De. Ella no era así de malvada.
-De... me estoy ahogando. -John cayó al suelo con un golpe seco, pero poco después, volvía a estar flotando en el aire. -De... -dijo con esfuerzo -lo siento, para, por favor. Para -dijo en un susurro. John estaba usando la poca fuerza que le quedaba para intentar convencerla. -De... ¿Qué te está ocurriendo De? Estas enfadada, ¿verdad? Te entiendo, pero vengarte de mí no te va a ayudar. Mátame, venga, véngate de mí. Pero piensa primero, ¿Serías más feliz o más triste? Piénsalo, y después, podrás hacer lo que quieras conmigo. Piénsalo De... -John se desmayó. "¿Así es como lo amas? Tal vez hice la pregunta incorrecta. ¿Quién eres? Estoy segura de que tú no eres mi hermana."
-Me preguntaba cuanto tiempo tardarías en adivinarlo. Soy De, pero no lo soy.
-¿Quién eres pues? ¿Un demonio, un fantasma?
-Soy Venganza. La encargada de llevar a cabo la venganza que De no es capaz de llevar a cabo al saber que él -dijo señalando a John - prefirió a Jessica antes que a tu hermana. Eso soy.
Y ahora, me marcho.
Tuve una intuición y la agarré del brazo y, al instante, estábamos en una cueva. John estaba en el suelo inconsciente. Yo corrí hacia él, pero algo me detuvo.
-Me has seguido -dijo sorprendida. -No importa, te ataré a ti también. Acto seguido, estaba yo atada a un poste de madera. John tampoco estaba en el suelo, estaba atado a otro poste, justo frente a mí. Empezó a despertarse, y se sorprendió al descubrirse maniatado a un poste. Venganza hizo aparecer un chico espléndidamente guapo y apuesto, y le besó. Vi a John girar la cabeza hacia otro lado y apretar los puños con furia. Entonces, el chico desapareció, y Venganza comenzó la venganza de De. Al final, dejó a John desmayado.
-De, te quiero -Dijo John en sueños -Te quiero -dos lágrimas rodaron por sus mejillas.
-Te quiero De -dije yo.
Y todos los "Te quiero" del mundo entero volaron hacia De. Venganza se sujetó la cabeza entre las manos como si sufriese la más dolorosa de las torturas. Entonces, se desmayó, cayó mirando al cielo con una sonrisa en los labios y un par de lágrimas en las mejillas. Las cuerdas que nos ataban a los postes cedieron, y John, antes que nada salió corriendo hacia De, la abrazó y acarició hasta que despertó.
Desde entonces y hasta el final, John y De se amaron como ninguna pareja se amó, se amaba y se amará nunca. Sin embargo, De no olvidó nunca lo que le había hecho a John por venganza.
Amor y odio. Laura Gonzalo Barros.- Nacida en Madrid el 2 de febrero de 1995. Cursa actualmente 3o E.S.O. en el colegio Arcángel Rafael. Inglés en la academia Oxford y piano en la Academia Musical Serra. Mis principales aficiones son la lectura, la escritura, los juegos de ordenador, el esquí y el patinaje sobre ruedas y sobre hielo.
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