© Juan Carlos Vecchi
Aquella gélida y ventosa mañana antártica del 24 de agosto de 1960 se levantó de pocas pulgas y decidida a marcar un récord que, de hecho, lo logra a las 07:16 hs. clavando los 88,3 grados bajo cero en el termómetro de la base rusa Vostok.
Vientos de hasta 320 kilómetros por hora, ni lentos ni perezosos para despeinar pestañas rusas, producen una sensación térmica de 176 grados bajo cero y ponen en aprietos a las ventanas de protección, en la urgencia improvisadas por el equipo de investigadores: cuatro gabinetes de computadoras para cada ventana y dos tomos – II y CCCIV – del ensayo “Robin Hood y Robin de Batman no eran hermanos, es más, no pudieron haberse conocido, doy fé de ello, ay mancha”, de Sir Nathing, para la ventanilla del insignificante - pero fundamental - baño de la base. El único disponible en cuatro mil kilómetros a la redonda sin gajos.
A ese pequeño e incómodo escenario entra el biólogo ruso Dimitri Kaspatengov, de acuerdo a lo registrado por Ivan Septoctnov en la planilla de control, a las 07:18 hrs. del 24 de agosto de 1960. Dicho registro apunta con mira telescópica, las últimas palabras de Kaspatengov, antes de traspasar la puerta del baño:
- ¡No llego, no llego! ¡Aguante Pérez Troica!
Kaspatengov nunca más saldría de allí, hasta su muerte acaecida el 16 de noviembre de 1988.
Fueron veintiocho años que duró el plus laboral para el resto del plantel científico, quienes lo alimentaron y contuvieron con notables esfuerzo y destreza. Imagínese el lector el pulso que requiere, por ejemplo, hacer pasar un tenedor con un bocado por un espacio de dos centímetros y medio, pues esa exactamente era la distancia entre el marco de aluminio y el borde lateral de la puerta, una vez que Kaspatengov entró. ¿Sería necesario detallarles la lógica dificultad al intentar pasar una cuchara verticalmente por esos escasos centímetros? ¡Y con sopa capaz de hervir un jabalí anciano!
Al contrario, no les fue difícil hacerle llegar al hígado de Kaspatengov, la probeta con vodka, revolucionaria bebida que Kaspatengov idolatraba.
Hubo, sí que los hubo, esfuerzos que no dieron frutos: como el intento de penetrar la bicicleta fija que, a gritos calvos, Kaspatengov suplicaba todos los días, o la heladera personal del entonces “biólogo prisionero”.
- ¿Y para qué demonios quiere Dimitri la heladera con el frío que hace? –Preguntó el arqueólogo forense, Sergei Mocorich.
No existe en el diccionario del misterio enciclopédico una palabra capaz de nombrar esta extraña, podría sospecharse hasta absurda anécdota antártica, pero sí hubo ropa, mucha ropa, toda la que se puso encima Kaspatengov, antes de acostarse la noche anterior.
De acuerdo a lo registrado en la planilla por Septoctnov, he aquí los números y tipos a los cuales me refiero, de pies a cabeza de Kaspatengov, empezando por abajo: 4 pares de borceguíes, desde el número 39 hasta el 42; 8 pares de medias tres cuarto de lana y encima media docena de cancanes negras (algunos dicen, pero eso no se pudo comprobar, se había puesto portaligas); 4 joggins, talles 40 a 44, y encima 2 polleras escocesas, las cuales las habría tejido su abuela materna, exiliada en el año 1935 de Stalingrado a La Paz, Bolivia; 24 camisetas de frisa, 11 buzos y encima de todo esto, 6 pulóveres de corte y confección noruegos (3 escote redondo y 3 escote en “V”, “V” de verdad que inicia un párrafo); 2 camperas leñadoras (ambas de cuadros verdes con cuadros verdes), 16 bufandas (todas de diferentes colores, pero ninguna combinaba con ninguna), y finalmente, en la cima de Kaspatengov, 21 gorros de lana, del tipo piluso.
Comprenderá ahora el lector por qué Dimitri Kaspatengov, durante 28 años vivió en el interior del diminuto baño de la base Vostok, y por qué la puerta del mismo no se pudo abrir más de dos centímetros y medio.
12 comentarios:
Helada historia que, al final, provoca la risa. ¿Quizá una mueca causada por el frío?
Encantados de tenerte de nuevo entre nosotros.
Un abrazo transoceánico.
Juani.
Querida Juani, hola y gracias por contarme tu risa, al final.
Digamos que lo único real fue la temperatura, el lugar y la fecha :)
Un abrazo sin distancias para vos y todo el grupo.
Es "cosa linda" estar con ustedes, desde el otro lado del gran charco gran... gracias.
Juanca.
Bravo Juanca!
¡Siempre igual usté!.. florenciendo de imaginación y con ese humor ¿loco? ¡pero limpito! ;o)
Un abrazo compañero!
Piêtro
PD: mis felicitaciones a Juana por el Blog!
¡Gracias, Pietronilo hermano por tus palabras!
También nos juntamos del otro lado del charco, eh.
Alegrome que te haya divertido y va mi abrazo.
Juanca.
pd. Ya viste qué buenote es el blog de Juana :)
GRACIAS, Pietro y Juanca por vuestros comentarios al blog.
Pero también yo debo agradecer las colaboraciones de Juanca y Belén, los primeros que se "tiraron a esta piscina" junto con mis alumnos y conmigo, sin saber si tendría o no agua.
¡Felices lecturas!
Un abrazo enorme, Juani.
P.S. Pietro, si escribes, estás invitado a compartir tus historias con esta pequeña gran familia.
Querida Juana: esta pileta tiene agua y mucha... agua de mar y río, de día y noche... agua del alma, finalmente.
Y gracias a vos, madre creadora de "vacío de vida" donde uno puede dejar letras de vida.
Abrazo y cuidate.
Juanca.
PD. y dele, pietro, dele... :)
¡Dios, Juanca, me abrumas! ¿Madre creadora de "vacío de vida"? ¡Es precioso! ¿Qué te diré si no es un gracias enorme e infinito?
Y, sí, la pileta se va llenando..., poco a poco; a pesar de la sequía del cielo, al menos de nuestro cielo patrio, puedo decir que no existe sequía creativa entre los amigos que, sin conocerme, habéis confiado en mí y dejado en mis manos vuestras criaturas a quienes guardo con mimo hasta que, como madre, las doy a la luz de este espacio inmenso.
Un abrazotote enorme, como de oso, de ese oso que hace gimnasia y parece feliz. Juani.
Hola Juanca, me encantó la metáfora sobre la Perestroica. Del 60 al 88 van justo los 28 años que estuvieron helados ¿no?
Un abrazo. Cristina
JAJAJAJAJ,Buenas tardes Juanca,gracias por el buen rato que acabo de pasar.La verdad me ha gustado mucho,me alegro que estes de nuevo colaborando en el blog.
Un beso y hasta pronto..isa
Hola y gracias por leerme, Cristina. Y sipi... ahí están justitos los 28 años de congelado encierro :)
De la Perez Troica: queda demostrado que, aún recurriendo al tono humorístico y al absurdo, se puede insertar un tropo en el discurso :)
Otro abrazo...
Juanca.
Hola, Isa y gracias por contarme las risas (alegrome, eh:)
Siempre estoy junto a ustedes, querida amiga.
Un abrazo y cuidate.
Juanca.
Querida Juana, hola.
Bien que te merecés ese noble "apodo" :)
Te cuento que no solamente el cielo patrio de ustedes anda de sequía... pájaros de muchos cielos tendrán que aprender a cultivar nuevas alas en cielos extraños.
Este vacío de vida, a formatear con tinta del alma, es una trinchera para las tropas de la palabra escrita. Por eso, gracias a vos.
Y te cuento que ese oso no parece feliz... ¡es feliz, amiga! Está lejos del otro hombre que también somos.
Abrazo y cuidate.
Juanca.
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