- Si cruzas puede que no volvamos a vernos.
- Si cruzas puede que no volvamos a vernos.
Su rostro me resultaba familiar, se dirigía a mi con total confianza, como si me conociera de tiempo atrás.
- ¿Si cruzo, a dónde? -Pregunté al fin.
- Por aquella puerta. Me he fijado que, de vez en cuando, se levanta una de esas personas, desaparece tras ella y deja aquí a sus acompañantes. ¡No quiero quedarme solo!
Pude leer en sus ojos una suplica velada.
- ¿Sabes que hacemos aquí?- Pregunté
- No, pero tengo miedo de que nos separen.
Un temblor súbito hizo presa en el chico que se acercó más a mí. La niebla que empezaba a invadir el corredor era la causa de su pánico. Entonces recordé lo sucedido: el incendio estaba incontrolado cuando llegamos, éramos la avanzadilla de los retenes. No era la primera vez que participaba en una extinción. A Juan, mi ayudante, le podía más la buena voluntad que su inexperiencia. El viento cambió de repente y nos vimos rodeados por las llamas..., sé que agarré al muchacho por el brazo intentando buscar una salida, pero el humo abrasaba nuestros pulmones y no podíamos respirar, creo que fue entonces cuando perdimos la conciencia y, al parecer, es aquí donde la recuperamos .
-Pero, ¿dónde estamos?
Cada vez hay menos personas en los bancos y parecen seguir la misma pauta, tiene razón mi compañero, desaparecen tras esa puerta por la que se filtra una extraña claridad. Siento que tengo que levantarme y caminar hacia allí...
- Vamos, levanta, creo que llegó nuestro turno. No tengas miedo, si me coges de la mano caminaremos hacia la puerta, veremos que hay tras de ella. No te dejé antes solo, ni tampoco lo haré ahora ..
2 comentarios:
Mi querida Isa, hoy he venido por vez primera a ir dejando poco a poco comentarios. La verdad es que voy de sorpresa en sorpresa, me estoy encontrado cosas preciosa como este relato tuyo. Me gusta mucho y como siempre me llega esa sensibilidad que caracteriza tus escritos. Felicidades. Un beso.Pepi.
Isa, voy dando saltos de relato en relato...poco a poco, ya sabes.
Como siempre ... con la boca abierta me dejas. Doy la razon a Pepi; Este relato , tiene tu sello inconfundible.
Un beso y otro y otro...
Gloria
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