Carmina Pazos de la Casa
El mayor de ellos, Juan, alto y delgado, de pelo castaño, parecía nervioso, pues no hacía más que levantarse y asomarse una y otra vez al recodo del camino para ver si venían a los que estaban esperando.
-Ufff, no hay quien esté al sol –resopló mientras se tapaba la cabeza con la camiseta.
-Y qué quieres, con las horas que son. Si nos descubre la abuela nos va a zurrar con la zapatilla -le contestó Lula, una chica algo más pequeña, de melena rojiza y ojos verdes muy despiertos.
-Bah, ella dormirá la siesta y pensará que nosotros estamos leyendo en la habitación -dijo muy seguro Juan.
-Quiero agua, quiero agua, tengo sed -lloriqueaba uno de los otros dos más pequeños.
-Anda, rico, calla la boquita un rato, que si no te portas bien, no te llevaremos a ningún sitio más -le cortó Lula sin contemplaciones.
Al cabo de un rato Juan empezó a dar saltos y gritos levantando los brazos como un loco en medio del camino.
-Ya los veo. Bieeeen. Perico trae a la caballería nueva del ramal.
Salieron todos al camino y los mayores corrieron al encuentro de los que llegaban, mientras los pequeños trataban de seguirlos.
Se quedaron impresionados por la pinta tan sensacional que tenía la mula nueva. Era fuerte, no demasiado alta, joven, con un pelaje lustroso y unos ojos brillantes, oscuros, que parecían mirar todo con interés, si es que ésto se puede decir de una mula.
Juan quiso montar enseguida en ella. Sus padres le cortaron.
-Eh, jovencito, quieto. Tenemos que ganarnos su confianza, aún no nos conoce. Ya habrá tiempo para eso.
Al llegar a la cuadra de la finca, quitaron los aparejos a las caballerías, y les pusieron el pienso en los comederos. Estaban todos alborotados, los niños no paraban de mirar desde la puerta de la cuadra.
-La llamaremos...-Empezaron a hacer propuestas de nombres todos. Perico, el mulero, los niños, los papás y la abuela.
-¡Qué bonita es! -Dijo Perico-. Lo que me extraña es lo pronto que el tratante ha cedido en el precio -la miraba pensativo.
-Tendría ganas de rematar y marcharse del mercado cuanto antes -apuntó papá.
-Venid, chicos -los llamó la madre-. ¿Hoy no queréis ver lo que os he traído del mercado? A ver, sorpresa para... -Y empezó a sacar tebeos, caramelos, unas sandalias nuevas, un tren de madera, una pelota. Para todos había algo siempre que iban al mercado. Una vez al mes iban a comprar los provisiones de la finca al pueblo y era día de excitación y revuelo, algo así como el día de Reyes.
Aquella noche todos cantaron al son de la guitarra bajo las estrellas. Hicieron muchos planes para otro día. Decidieron que Morena Bonita sería un nombre apropiado para la mula.
A la mañana siguiente se oyeron unos gritos acompañados de maldiciones, que mamá le tenía prohibidas a Perico cuando los niños andaban a su alrededor.
Venía dolorido de la cuadra. Al intentar poner el parejo a la mula, ésta le había soltado una coz tremebunda, que por poco lo mata. Fueron todos a ver a Morena y estaba muy nerviosa, nadie era capaz de ponerle una mano encima, sin que relinchara y coceara sin parar.
-Ya se lo decía yo -comentaba Perico a los padres-, había gato encerrado. Esta mula está sin domar. Por eso el tratante quería venderla enseguida.
-¿Y cómo es que ayer era tan mansa? -preguntó la madre.
-Ay, eso no tiene secretos para ellos. Una simple inyección y se queda tan suave.
Pasaron los días y el carácter de Morena Bonita no cambiaba. Eso sí, comía cebada, paja y todo lo que se le pusiera por delante, con lo cual estaba cada día más lustrosa, pero en vez de su nombre original empezaron a llamarla Trueno. Y con algunos trucos conseguían a veces aparejarla. Ningún crío quería perderse el espectáculo en esas ocasiones, se asomaban a la ventana de la cuadra y lo pasaban de miedo. Era como ir al circo.
Antes de acabar el verano, llegó una tarde Perico acompañado de un labrador, que quería comprar la mula.
Toda la familia estaba atenta a la escena, Veían cómo el hombre ponía la mano en el lomo de Trueno, le miraba los dientes retirándole los labios, le observaba con cuidado las patas.
-Muy buena estampa, sí señor. ¿Y el trabajo qué tal lo hace? -El hombre miraba complacido a la mula.
-Bueno, eso ya lo verá usted cuando llegue a su pueblo, fíjese en la fuerza y la juventud que tiene -Perico hacía bien su papel de vendedor.
-Bien, ya sólo falta cerrar el precio de compra -apuntó el hombre mientras salía del establo.
En ese momento se acercó la pelirroja Lula y le dijo al comprador :
-No sabe lo que sentimos que se la lleve.
-No sientas pena, guapa, la trataré muy bien. Además dice tu padre que ya os tenéis que marchar al colegio, al pueblo. Al año que viene, en verano os comprará otra.
-Ya, pero no tan divertida como ésta. Eso, seguro.
-Ah, ¿Sí?-dijo desconcertado el hombre.
-Ya verá, ya verá cuando quiera ponerle la montura, menudos títeres monta con que sólo intente levantarle el rabo... -Lula estaba radiante por el secreto que acababa de revelar.
Lo que no entendió la pizpireta Lula fue el enfado que se pillaron Perico y sus padres. Y por qué el bobo del labrador, que decía que le gustaba tanto Trueno, se fue de allí a toda prisa, sin atender a las explicaciones que le daban los mayores.
Carmina Pazos. Enero 2008
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La vida profesional me llevó a enseñar Lengua castellana y Literatura en la Enseñanza Pública... Hice lo que pude, juro que no me siento culpable del vapuleo que le dan al diccionario, y al lenguaje en general, muchos cachorros de los videojuegos y de los petitssuis. El manejo del ordenador como herramienta diaria me facilitó guardar y pulir lo que iba saliendo: cuentos infantiles, relatos, una novela... La asistencia a un Taller Literario hizo posible ésta última creación, así como relacionarme con otras personas que comparten esta afición.
Actualmente vivo en Talavera de la Reina, en donde asisto un Club de Lectura. Estoy intentando que me ilustren algunos de mis cuentos infantiles.
Bibliografía:
RELATOS BREVES: La reina y la favorita, Uno de tantos, La herencia, El último tren, Toda una mujer, Santa Bárbara bendita, Un hombre solo, Esta vez ,no, Crónicas del desarraigo...
CUENTOS INFANTILES: El lagarto gordo, El secreto, Timoteo y la ballena, Mi amigo Poj, Cuento para Aarón, El globo travieso...y alguno más.
NOVELA: Hay un largo camino.
4 comentarios:
Bien venida, Carmina, a nuestro Taller virtual. A esta casa donde puedes exponer tus relatos y comentarios con total libertad.
Gracias por tu confianza al compartir tu historia; un relato muy agradable de leer y con el que, no sólo me he divertido, sino que también me trajo a la memoria veranos infantiles en un pueblecito de Guadalajara donde tanto disfruté. O, al menos, los recuerdos que guardo de entonces son de una época feliz.
Un abrazo enorme, Juani.
Yo, como Juani ,tambien te doy la bienvenida.
Me ha gustado tu relato,la inocencia ¿o no? de Lula ,por que para mi que ella se habia encariñado con Trueno y no queria perderlo.
Al leer tu historia he recordado una anecdota que contaba mi madre de la infancia de ella y su hermano pequeño.
Un beso y espero leer otra de tus colaboraciones...
ISA
Carmina, me ha encantado la "frescura" del relato.
Leyendolo, he vuelto a vivir momentos de mi infancia, travesuras y escapadas infantiles que quedan prendidas en nuestra historia particular. Me gusta la forma en la que muestras la inocencia del personaje.
Un beso
Gloria Grau
Leo, cierro los ojos, y escucho tu voz.
"Antes de acabar el verano, llegó una tarde Perico acompañado de un labrador, que quería comprar la mula."
También oigo tu sonrisa.
¿Qué sería de este mundo sin sonrisas como la tuya?
Manuel.
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