® Juana Castillo Escobar
- Acaban de dar las nueve en el reloj de la iglesia -dice él con voz aún somnolienta y expectante.
- No te fíes -replica ella en tono jocoso-, suele adelantarse al menos diez minutos. Quizá hoy no venga…
El hombre, de mediana edad, calvo por la parte alta del cráneo y de cabello largo, pajizo y entrecano en la nuca, que le cae por detrás de la espalda, se asoma a la terraza. Dándose golpes en los hombros, se despereza después de bostezar unas cuantas veces. Mira hacia el mar. Sus ojos azules, guiñados a causa del reflejo del sol sobre las aguas del océano, buscan ansiosos entre las rocas.
- Mira -susurra vuelto hacia el dormitorio-, sal a ver esto.
Ella responde:
- Ahora no me es posible. Estoy acabando de arreglarme.
- Si no lo ves con tus propios ojos jamás creerás que lo que te digo es cierto.
La mujer, picada su curiosidad, deja sobre el mármol del aseo peines y pinzas y, envuelta en un albornoz, sale a la terraza donde el marido aguarda impaciente y embelesado. Ella pregunta con un fuerte tono de voz y ojos inquisitivos:
- ¿Aún sigues con tu historia? ¿Qué es lo que…?
Es incapaz de acabar la frase. En su lugar se le escapa un "Ohhhh" tan prolongado que, de las rocas cercanas, donde se asoleaba, salta la hermosa sirena y se zambulle en las embravecidas aguas del océano.
El hombre, aún con cara de sueño, bosteza y se queja con amargura.
- Es demasiado tímida por eso la has espantado de nuevo. ¡A saber hasta cuándo tendré que esperar su regreso! Ya no podrás decir que vivo en un mundo de fantasía. Ahora, que sepas que la próxima vez no te aviso, no quiero que huya de mí…
6 comentarios:
Querida Juana, hola.
El título y un comienzo donde el narrador le dice al lector que el reloj anuncia la hora desde una iglesia (espacio no imprecindible para la trama), me llevaron hasta la trampa tendida por vos. Caí :)
Excelente el hiperbreve, te felicito.
Abrazo y cuidate.
GRACIAS, Juanca por tu comentario, siempre bienvenido.
Te cuento que quizá el espacio del "reloj de la iglesia" no es imprescindible para la trama, pero está en mi imaginario: en el lugar en el que veraneamos la terraza del hotel da al océano, al fondo está el pueblo, la torre de la iglesia, el reloj de esa torre que marca las horas, las rocas y mi imaginación a la que le gustaría ver, a una hora determinada del día, cualquiera, una sirena asoleándose... Quizá sobre, pero para mí es imprescindible: es estar allí, es soñar...
Un abrazo, Juani.
A ver si mañana puedo publicar el relato de "Hombre prevenido". Me reí y me río mucho al leerlo.
Querida Juana, hola.
Gracias por contarnos esos "secretos" de tu imaginación, ya vemos que nada se inspira de la nada y que siempre hay algo de nosotros en cada historia, incluso en el último peldaño de los nivéles de ficción.
El reloj de la iglesia fue asumido por Juanca-lector como un indicio tipo "trampa", digamos que te salió muy bien :)
De hecho, tu notable economía de lenguaje te otorgó un hándicap como para sacarte el gusto y ponerlo ahí.
Gracias por publicarme lo de la antártida y no me digas que ese oso que cuida su imágen no es un personaje.
Abrazo para vos y todos.
Juanca.
De nada por la publicación, gracias por tu nuevo comentario. Indudablemente nada se escribe por nada, siempre existe algo que nos revoluciona la mente, mariposas en el estómago pidiendo salir, en nuestro caso, en forma de palabras...
Para terminar, el oso es punto y aparte: está magnífico, es como si posara para tu historia: está muerto de risa.
Un abrazo desde un Madrid, no tan antártico, pero sí fresco y soleado.
Juani.
Hola Juani."Veia al hombre con su pelo pajizo..no deja de asombrarme la facilidad con que describes.. (y todo lodemás)ainssss.
Un abrazo...isa
Hola Juani, me ha encantado este hiperbreve, ya sabes que yo donde hay mar y sirenas, me siento a mis anchas. Espero que el protagonista, no vuelva a llamar a su esposa y disfrute de la belleza de la sirena. Un besote. Pepi.
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