Ahora ya es de noche...
me atrevo a decirlo,
esto es importante.
La puerta está abierta
sin fondo, sin goznes,
me acojo en su bruma
me sumerjo en ella.
Un pacto callado
mecido en el tiempo
de viejas vigilias,
de noches sin sueño,
de tardes de lluvia,
de brumas de hielo.
Te hablo y me entiendes,
me oye el silencio.
No aturdo el sosiego
de tu negro manto,
solo muevo manos
que construyen versos.
Manos que han soñado
ventanas abiertas,
espejos de negro,
espacios desiertos,
las olas sin playa,
bosques de un invierno
de ramas heladas
cubiertas de nieve
de musgo y helechos.
Manos que han tenido
presión en sus dedos,
sintiendo otro cuerpo
vibrar en el viento.
Hoy son ramas viejas
de un roble sin techo.
Ella lee y piensa,
ese es su derecho.
Ella lee y piensa
y empuja mi sueño.
Me obliga a pararme,
me callo y asiento.
Detrás de lo oscuro,
ni espacio ni brisa.
La imagen se muere,
todo se adormece,
se apaga mi fuego...
Hoy la noche me habla,
palabras sin dueño.
Me obliga a pararme
me callo y asiento.
Ahora me susurra,
me envuelve en sus brazos,
me acuna, me briza,
me duermo en su seno.
No habrá más mañanas...
despacio...despacio...
silencio...silencio...
el poeta ha muerto.
Azpeitia 3 de Febrero de 2008
Porque la poesía no está muerta
1 comentario:
Bien venido de nuevo, Azpeitia, a nuestro blog. Gracias por compartir con nosotros tus palabras que se hacen poema... Indudablemente, la poesía no está muerta mientras exista el poeta y el sentimiento.
Un abrazo, Juana.
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