Agustín Gómez Cabezas
Fuiste princesa de una casa bien,
la unigénita deseada
de una familia de dinero;
todos tus sueños e ilusiones
al segundo eran realizados
sin siquiera mirar su precio;
pero tú te sentías prisionera
en tu preciosa jaula
de oro zafiros y diamantes;
un día tú quisiste probar
algo nuevo que te hiciera alcanzar
la libertad que tanto ansiabas;
y pensaste que la habías encontrado
al sentir como el poderoso "Pegaso Blanco"
galopaba, enloquecido, por tus venas.
El te elevó hasta el cielo,
te hizo besar las estrellas
llevándote a su paraíso;
pero no quisiste darte cuenta
de que todo era un espejismo
y te precipitaste al vació
Balada para una gaviota
que, buscando algo de libertad,
se fugó en un "Caballo con Alas"
que nacía de una jeringuilla
Cuando, al final, descubriste
que, en realidad, te esclavizaba
quisiste dar marcha atrás;
pero tu billete había caducado
y, con las venas quemadas,
no podías volver al camino;
estabas al borde del abismo
y, con los ojos vendados,
caminabas hacia tu fin.
Ya todo cambio para ti;
pues solo podías seguir
a expensas del siguiente pico;
eras una marioneta sin cuerdas,
una barquita que zozobra
acosada por la fuerza del huracán
Y, una noche, te pasaste,
te metiste más de la cuenta
y, a tu vida, pusiste punto y final
en un solitario y lóbrego callejón
con la jeringuilla tatuada en el brazo
y el alma cabalgando entre nubes
1 comentario:
Gracias por tu colaboración y bien venido.
Estremecedor poema que nos habla de algo tan actual y amargo como es la pérdida de nuestros jóvenes a manos de la droga.
Espero que continúes colaborando con nosotros, un abrazo, Juana.
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