Periodo comprendido entre 1867 y 1923
República Liberal.
El período de expansión iniciado durante el gobierno de Montt es continuado. En el norte de Chile, se comienza la inversión y explotación de minerales (salitre y cobre) en la zona de Antofagasta, bajo administración boliviana. Al mismo tiempo, el francés Orélie Antoine de Tounens declaró la independencia del Reino de la Araucanía y la Patagonia. Aunque este estado nunca es instalado definitivamente, genera en el país la idea de controlar finalmente dicha región bajo dominación indígena. En 1865, una ley interpretativa de la Constitución establece la libertad de cultos y en 1867 comienza a regir el Código de Comercio.
En 1871 asume como Presidente, Federico Errázuriz Zañartu. Durante su gobierno, se acaba la Fusión Liberal-Conservadora y se crea la Alianza Liberal, al unirse los liberales con el Partido Radical. Durante el Régimen Liberal, se realizan diversas modificaciones a la Constitución de 1833: se reduce el quórum de sesión de las cámaras del Congreso, se limitan las facultades presidenciales y se flexibiliza la acusación a los ministros por parte del Congreso, el que comienza a tener más atribuciones. Además, comienzan a tratarse las "cuestiones teológicas" o relacionadas con las Iglesia. Se aprueba el Código Penal en 1874 y la Ley de organización y atribuciones de los tribunales (1875), que suprime el fuero eclesiástico y los recursos de fuerza.
En 1879, los roces diplomáticos entre Chile y Bolivia por la administración de la frontera norte del país y de los intereses chilenos en las minas salitreras, provoca el desembarco en Antofagasta el 14 de febrero, dando inicio a la Guerra del Pacífico, el mayor conflicto bélico de la historia del país.
Tras la ocupación de los territorios de Antofagasta, Chile se enfrenta en el mar al Perú, aliado de Bolivia, y acaba con la ocupación de los territorios de Tarapacá, Arica y Tacna, a mediados de 1880. Bolivia se retira de las acciones militares en mayo de ese año y Chile logra entrar en Lima tras la batalla de Miraflores, el 15 de enero de 1881. La guerra finalmente acabó con la firma del Tratado de Ancón el 20 de octubre de 1883.
En 1888, es incorporada también la Isla de Pascua. Por otra parte, Chile renuncia a su reclamación sobre el territorio de la Patagonia Oriental y de la Puna de Atacama y acepta la soberanía de la Argentina en ellos tras el tratado de 1881.
Los nuevos territorios incorporados provocaron un explosivo auge económico en el país derivado principalmente de la minería del salitre, recuperándose así de la crisis económica de los años 1870. Diversas firmas europeas, principalmente británicas se instalan en el extremo norte del país explotando los nitratos. La riqueza producida por el "oro blanco" sustentaba el 75% de los ingresos fiscales y la totalidad de la economía nacional.
Entre 1883 y 1884 se aprueban diversas leyes tendientes a la laicización del Estado: ley de cementerios laicos; ley de matrimonio civil; y ley de registro civil.
José Manuel Balmaceda fue electo Presidente en 1886. Aprovechando los dividendos provenientes de la explotación salitrera, el gobierno de Balmaceda se caracterizó por la modernización completa del sistema económico, educacional y sanitario, y la construcción de grandes obras civiles, como ferrocarriles a lo largo de todo el país y el Viaducto del Malleco. Durante su gobierno, trató de unificar a los liberales en torno a su figura, pero la división se profundizó, imposibilitando el normal desarrollo de su gobierno. Era común que el Congreso acusara constitucionalmente a los ministros, paralizando el normal desarrollo del gobierno de Balmaceda. Además, sumó como enemigos a los líderes conservadores, a la aristocracia y a los empresarios salitreros.
La victoria de las tropas congresistas en la Guerra Civil, permitió el establecimiento de un sistema político conocido como República Parlamentaria, dominado principalmente por la oligarquía compuesta por los grandes terratenientes, la burguesía minera y bancaria y la aristocracia chilena
Durante estos años, el progreso del país continuó debido a la riqueza que producía la minería del salitre, lo que permitió la construcción de algunas obras como el Ferrocarril Trasandino y el Museo Nacional de Bellas Artes, en conmemoración del Centenario de la Independencia. Sin embargo, la economía nacional debió sobreponerse al destructor terremoto que asoló al puerto de Valparaíso, el 16 de agosto de 1906.
A nivel internacional, mediante arbitraje británico, se resuelven los problemas limítrofes que se mantenían con Argentina en la zona austral de los Andes debido a que la aplicación de los criterios del divortium aquarum (divisoria de aguas), defendido por Chile, y de las más altas cumbres, sustentado por Argentina, no coincidían en la zona. Al mismo tiempo, ambos países junto a Brasil firman el denominado Pacto ABC para establecer mecanismos de cooperación y de mediación entre dichos estados y, de cierta forma, contrarrestar la creciente influencia estadounidense en la zona. En esos años, se produjo el estallido de la Primera Guerra Mundial, conflicto en el cual Chile decide mantenerse neutral.
Sin embargo, a lo largo de las primeras dos décadas del siglo XX, comenzó a manifestarse el descontento de la ciudadanía por la mala situación. La fuerte migración de campesinos a las ciudades hizo que los migrantes debieran someterse a paupérrimas condiciones de vida, hacinamiento y problemas sanitarios. La mortalidad en 1895, era del 31‰, 30.000 personas fallecían de viruela en 1909 y, 18.000 por tifus, mientras el analfabetismo superaba el 68% de la población. Por otra parte, las condiciones laborales, tanto en las ciudades como en las oficinas salitreras, eran vergonzosas. Mil personas fallecían en accidentes laborales cada año. Mas toda esta situación era minimizada y desconocida por los dirigentes. Como forma de mejorar esta situación, a partir de los años 1900 comenzó a hacerse patente la llamada Cuestión Social con las primeras huelgas de trabajadores exigiendo condiciones básicas para su desarrollo laboral. Las primeras reformas laborales surgieron recién a mediados de esa década; ejemplo de ello es que sólo en 1907 fue implantado el descanso dominical. Muchas de estas protestas acabaron trágicamente por la represión militar en contra de los trabajadores, siendo la más conocida la Matanza de Santa María de Iquique. La fundación de sindicatos, mutuales y del Partido Obrero Socialista (1912) permitió el desarrollo del movimiento obrero a nivel nacional. Las protestas comenzaron a volverse cada día más grandes y más violentas, demostrando la incapacidad de la clase dirigente para enfrentar los problemas que la nueva sociedad industrial estaba imponiendo.
En 1920, la unión de las fuerzas populares y la clase media le arrebató el poder a la oligarquía, y Arturo Alessandri asumió como Presidente. Éste propuso al Congreso la adopción de leyes muy avanzadas en materia social, pero esos proyectos encontraron una tenaz oposición en el Senado. El descontento por el rechazo a las reformas se manifestó en el Ruido de sables de 1924, realizado por la joven oficialidad del ejército que, en una sesión del Congreso en que se debatía la dieta parlamentaria (remuneración), hicieron sonar sus sables como forma de demostrar su molestia, lo que además fue interpretado como una amenaza de golpe de estado. El Congreso en esta situación, aprueba velozmente las leyes sociales, creyendo que los militares volverían a sus labores propias; sin embargo, ello no sucedió. Ante esta situación, Alessandri siente que su poder ha sido sobrepasado y presenta su renuncia al Congreso, asilándose en la embajada de Estados Unidos. Éste no acepta su renuncia y le da una autorización para ausentarse del país por seis meses. El 10 de septiembre abandona el país, rumbo a Italia
Fuente WIKIPEDIA
************************************************************************************
De 1831 a 1891: una época oligárquica
Durante esta etapa, Chile se caracterizó por la relativa estabilidad de su vida política, situación muy distinta a la de la enorme mayoría de los demás países latinoamericanos. Esto se debió, en parte, a los éxitos de la política exterior de este período, en el que Chile ganó dos guerras. La primera fue la guerra contra la Confederación perú-boliviana (1837-1839), aunque no acarreó conquistas territoriales, dio a Chile la ventaja en el control del comercio del Pacífico sur. La segunda fue la Guerra del Pacífico (1879-1883), de nuevo contra Perú y Bolivia (ahora como países separados), dio a Chile la conquista de la región minera del norte, clave para su desarrollo. Ante eso, la cesión de la Patagonia a Argentina, por el tratado de 1881, pareció de poca importancia, ya que se estimaba que ese territorio carecía de valor. Además, al mismo tiempo, el gobierno chileno completó la conquista militar de la región de los indios mapuche, en el sur del país, cuyas tierras pasaron a las manos de nuevos grupos de latifundistas, que se dedicaron a la agricultura cerealera.
Otro factor de la estabilidad fue la prosperidad económica: gracias a las exportaciones de cobre, de plata y de harina, Chile figuró entre los países latinoamericanos que lograron mayores éxitos en su comercio
exterior, que era la palanca principal para el desarrollo en esos años. Desde la victoria militar de 1879, Chile contó con las exportaciones de salitre, que pasó a ser el motor de su economía. Todo esto permitió progresos a nivel local, con la construcción de canales de regadío y los primeros ferrocarriles, construídos en las décadas de 1850 y 1860. Estas iniciativas fueron la obra de los grandes propietarios agrícolas de la región del valle Huasos del río Maule (cuadro del pintor francés Rugendas) central, y de los empresarios mineros del norte, quienes constituían la elite social, económica y política del país. Esa minoría gobernaba sin contrapeso, dominando a la masa compuesta por inquilinos (trabajadores agrícolas que vivían al interior de las haciendas), los peones (trabajadores itinerantes) y los indígenas, que se concentraban en el sur, y que desde la conquista militar de 1881, vivían en condiciones precarias.. En estos años, los sectores medios eran apenas incipientes, y se componían de un cierto número de artesanos calificados, profesionales y empleados. La inmigración, aunque comenzó en los años 1850, con la llegada de varios centenares de alemanes, sobre todo al sur, fue escasa en el conjunto del período.
En la escena política, el período fue dominado por las luchas entre conservadores y liberales. Los primeros controlaron el poder desde 1830, cuando ganaron el poder tras una guerra civil en la que vencieron a los liberales, hasta 1871. Ello dio lugar además a la adopción de un sistema de gobierno muy centralizado, reflejo de la dominación de la capital sobre el resto del país, en la cual la elite conservadora del valle central logró imponerse a las provincias del norte y del sur del país. El poder conservador se expresó en la Constitución de 1833, inspirada por el influyente ministro Diego Portales, que mantuvo al catolicismo como única religión que se podía ejercer abiertamente y que concentraba el poder en manos del Presidente de la república, cuyo mandato de 5 años podía prolongarse gracias a la reelección inmediata; así, los cuatro presidentes conservadores gobernaron diez años cada uno, entre 1831 y 1871. Por esta razón, en muchos manuales de historia se denomina esta etapa “La república de los decenios”. El rasgo principal, sin embargo, era el control de la vida política por una muy pequeña minoría, donde muchos presidentes, ministros y parlamentarios estaban unidos por lazos de familia, y donde el derecho a voto era bastante restringido, al exigirse una renta mínima anual para tener ese derecho. Era el sistema llamado oligárquico, que no varió mucho en el conjunto del período. Además, si las autoridades eran elegidas, la intervención electoral del gobierno y el fraude se hacían en forma abierta.
Durante la dominación conservadora, los liberales intentaron tomar el poder por las armas, en dos guerras civiles contra el gobierno del presidente Montt, en 1851 y 1859. En la primera de esas ocasiones contaron con el apoyo de grupos de artesanos, quienes pedían medidas en favor de la educación popular y de la democratización de las elecciones. Algunos de sus miembros combinaban las ideas liberales con las de un cierto socialismo, que incluía ideas como el reparto de tierras, como aparece en los escritos de Santiago Arcos. Pese a sus derrotas, los liberales lograron influir el debate político en un sentido reformista. En 1871 se prohibió la reelección inmmediata del Presidente, y ese año los liberales ganaron el poder, el que mantuvieron por varias décadas. Además, a mediados de los años 1860 surgió un tercer partido político destinado a tener una larga historia, el partido radical, que apoyó también la tendencia renovadora. Otras reformas fueron la abolición del mayorazgo, la institución que permitía entregar en herencia a una sola persona la propiedad agraria, a fin de mantenerla indivisible, en 1852, la libertad de culto en 1865 y el voto universal en 1874 (aunque eto no amplió mucho la participación, ya que se excluía de este derecho a todos los analfabetos y a las mujeres), el matrimonio y los cementerio laicos, en 1883. Sin embargo, la Iglesia católica siguió unida al Estado hasta 1925.
El presidente José Manuel Balmaceda.
Esta etapa terminó con la guerra civil de 1891, que no fue una lucha entre liberales y conservadores, como en el pasado, sino una confrontación entre el presidente Balmaceda (liberal) y casi todos los partidos políticos (en especial los conservadores, parte de los liberales y los radicales), que dominaban el Congreso, y que fueron apoyados por la Marina de guerra, se declararon en rebelión contra el presidente, al que acusaban de dictador. Sin embargo, lo que estaba en juego era la orientación de las políticas fiscales, en una era en que el gobierno aumentaba mucho su gastos, gracias a los ingresos derivados de la exportación de salitre. La guerra, que duró nueve meses y dejó más de 10,000 muertos, fue ganada por las fuerzas del Congreso. Balmaceda se suicidó tras su derrota.
1891 a 1924: salitre y parlamentarismo
Esta etapa podría denominarse la “era del salitre” a causa de la importancia creciente que adquirió este mineral en la economía chilena, que ´proporcionaba más del 80% del valor de las exportaciones chilenas, y cuya producción, aunque con altibajos, creció constantemente. Las minas (controladas principalmente por empresarios ingleses, españoles, aunque también había chilenos) atrajeron a muchos trabajadores del centro y sur del país, que buscaban empleos mejor pagados. Desde comienzos del siglo XX se inició la explotación de dos grandes minas de cobre, que llegarían a ser más tarde claves para la economía chilena: Chuquicamata en el norte y El Teniente, al sur de Santiago, ambas explotadas por capitales de Estados Unidos.
Además de las minas, hubo en Chile un cierto desarrollo industrial (textil, cervecerías, cemento, maestranzas...), todo lo cual dio nacimiento al proletariado moderno. El desarrollo urbano y de los servicios dio lugar a un reforzamiento de la clase media. La sociedad se hizo más diversificada, pero los conflictos sociales fueron también más agudos: hubo frecuentes protestas por la carestía de los precios, huelgas por alzas salariales, algunas de las cuales fueron reprimidas violentamente. La huelga de los obreros del salitre, en diciembre de 1907, fue aplastada por el ejército, en Iquique, en una matanza donde tal vez dos mil personas perdieron la vida.
En lo político, esta época es conocida habitualmente como la “República parlamentaria”. Este nombre se debe al hecho que tras la guerra civil, se reformó la Constitución para permitir que los ministros fuesen censurados con mayor facilidad por los parlamentarios, lo que dio a éstos mayor influencia sobre el Poder ejecutivo. Hubo mayor número de partidos: a los liberales, divididos en varios grupos, los conservadores, los radicales (que aumentaban su votación), se sumaron nuevas formaciones, creados por dirigentes obreros: el partido demócrata (fundado en 1887) y el partido obrero socialista (1912), que en 1922 pasó a ser partido comunista. Hubo también importantes grupos anarquistas. Aunque estos dos nuevos partidos no lograron un gran porcentaje de la votación, su presencia llevó a plantear nuevos temas en las campañas electorales, que adquirieron más y más un carácter masivo, y dio lugar a nuevas alianzas. Esto se expresó sobre todo en la elección presidencial de 1920, ganada por el liberal Arturo Alessandri, apoyado por radicales y demócratas. Por primera vez en la historia del país, en el gobierno había ministros de esos dos últimos partidos, y se esperaba que Alessandri procediera a implementar proyectos de leyes sociales (Código del trabajo, etc.), que harían avanzar el proceso de democratización. Muchos parlamentarios, además, eran originarios de la clase media. Pero las reformas prometidas por Alessandri no se concretaron, por la oposición conservadora y la indisciplina de sus propios parlamentarios. Esto, sumado a una crisis del salitre (motivada por la competencia del salitre sintético en el mercado mundial) provocó una fuerte cesantía y llevó a una crisis política en 1924, cuando una intervención militar puso término a esta etapa.
Fuente: www.er.uqam.ca/nobel/r27020/id27.htm Historia de Chile
No hay comentarios:
Publicar un comentario