viernes, 20 de enero de 2012
Escritores contemporáneos de Emilia Pardo Bazán (Movimiento realista) - Trabajo realizado por Mª José NÚÑEZ PÉREZ
Benito Pérez
Galdós
Los Episodios Nacionales.- Dada la prolífica obra de Galdós, se comenzará mencionando
los Episodios Nacionales, distribuidos en cinco
series, con un total de 46 tomos. Representan un marco amplísimo de la historia
española contemporánea, entre la Guerra de la Independencia
y la Restauración, con cierta trama
imaginativa.
En la primera serie (1873-1875), figuran los
episodios Trafalgar, Bailén, Zaragoza y Gerona. En
casi todos ellos, el protagonista es Gabriel Araceli, joven que vive en los
momentos culminantes de la
Guerra de la Independencia. De series posteriores son El
equipaje del rey José, Los Cien mil hijos de San Luis, Zumalacárregui
(de la Primera Guerra Carlista), Prim o La
de los tristes destinos (sobre Isabel II). La última serie trataba de hechos
vividos por el propio Galdós, pero quedó inacabada y es más descuidada.
Novelas.- En su primera época (1867-1878), Galdós escribía
comprometidamente contra la intolerancia y la hipocresía. Sus novelas enfrentan
a un joven técnico con el ambiente hostil de una pequeña ciudad; lo hace con
una intolerancia parecida a la que condena (Doña Perfecta, Gloria,
La familia de León Roch), a este grupo, aunque carente de tesis,
pertenece su novela favorita, Marianela, idilio trágico entre un ciego y
una muchacha ignorante y fea, que decide huir cuando su amado recobra la vista,
temerosa de mostrarle su rostro, y muere cuando él se casa con otra mujer.
Más tarde, entre 1881
y 1915,
publicó 24 novelas cuyo conjunto constituye una especie de "comedia
humana" de la vida cotidiana de Madrid. Mantenían tesis progresistas, pero
menos hirientes. Su interés se centraba en la clase media, contemplada con
exactitud y melancolía. Entre este conjunto de novelas descollan La de
Bringas; Fortunata y Jacinta, su obra más
importante; Miau, dramática visión de la burocracia de la época; Torquemada
en la hoguera, estudio de la avaricia; Misericordia, con personajes
de bajos fondos.
Obras dramáticas.- Pérez Galdós inició muy tarde su carrera de autor
dramático. Entre sus obras sobresalen La loca de la casa, La hija de
San Quintín, Electra (cuyo estreno causó conmoción social) y El Abuelo,
adaptada cinematográficamente por José Luis Garci.
El teatro galdosiano se caracteriza por su sinceridad e inconformismo, aunque
su lenguaje teatral resulta actualmente anticuado.
Importancia de Galdós.- El éxito de los Episodios Nacionales y de muchas de
sus novelas y obras dramáticas fue absoluto. Los críticos y los escritores de
su época lo consideraron como un genio, aunque su compromiso en lo religioso,
en lo social y en lo político le creó grandes adversarios. También los escritores del 98 recibieron sus influencias,
aunque se revelaron contra su "chabacanería" (Valle-Inclán,
por ejemplo, lo apodó "don Benito el garbancero"), sin percatarse
quizá de que lo únicamente chabacano eran las vidas que describía. Actualmente
es considerado como uno de los primeros novelistas españoles.
Juan Valera y Alcalá-Galiano (Cabra
- Córdoba, 18 de octubre
de 1824 -
Madrid,
18 de abril
de 1905)
perteneció a una familia aristócrata. Desempeñó misiones diplomáticas
en varios países y ocupó importantes cargos políticos. Comenzó su carrera como
novelista alrededor de los cincuenta años de edad. En sus últimos años fue
víctima de una ceguera progresiva.
Desde sus comienzos, Valera fue reacio tanto al Romanticismo,
por sus extremismos, como al Realismo, porque le impedía desarrollar
plenamente su fantasía. Solo adoptó una postura realista cuando eligió
ambientes reales (como su Andalucía natal) y personajes verosímiles, aunque
rechazó los aspectos menos atrayentes de la realidad, tan al gusto de los
naturalistas y algunos realistas.
Su importancia se le debe a las novelas; la primera de
ellas es Pepita Jiménez (1874), escrita en su mayor
parte en forma de carta. En esta obra, se narra la historia de una viuda que se
pone de acuerdo con el padre de un seminarista para alejarlo de su falsa
vocación. Otras obras importantes son Doña Luz (abordando cuestiones de
vocación religiosa) y Juanita la Larga. Esta segunda novela cuenta el idilio de don Paco, un
cincuentón, y de la protagonista, que desea redimirse de él por un honrado
matrimonio.
Juan Valera fue liberal político y escéptico
en cuanto a la religión. Empleó un lenguaje literario sencillo, aunque no
vulgar. Al morir, los escritores de la Generación del 98 le guardaron un profundo
respeto. Hoy se le considera por gran parte de la crítica como el mejor
prosista del siglo XIX,
pese a reconocer la superioridad creadora de Galdós.
José María de
Pereda
José María de Pereda nació en Polanco (provincia
de Santander, actual Cantabria) en 1833.
Perteneciente a una familia hidalga, viajó mucho por el extranjero y fue diputado carlista, aunque más tarde se dedicó al
cultivo de sus tierras y a la literatura. Contó con la amistad de Galdós, pese su opuesta ideología política.
Murió en1906 en
su pueblo natal.
Comenzó su producción literaria como costumbrista:
inclinado al realismo con dotes de observación, publicó Escenas montañesas.
Más tarde encontraría su fórmula ideal de la novela, al insertar aquel
costumbrismo en una visión enamorada del paisaje y de las gentes de la montaña,
con sus pasiones y su lenguaje característico.
En sus primeras novelas de este tipo (novela idilio),
solía enfrentar la paz y la ignorancia de aquella gente rústica con las
asechanzas políticas de la vida moderna (Don Gonzalo de la Gonzalera y De
tal palo tal astilla). Defendía una tesis que hoy en día aceptarían muy
pocos. La novela idilio termina cuando Pereda decidió renunciar a la defensa
explícita de tesis alguna. A esta segunda época pertenecen relatos como Sotileza
(epopeya de unos pescadores cántabros) y La puchera. La que es
considerada su obra maestra es Peñas arriba (1895),
cuyo bucolismo descriptivo y el casticismo de su estilo puede parecer hoy en
día obsoleto. Pese a ello, José María de Pereda es considerado un gran
narrador, dotado de gran capacidad descriptiva y épica.
Pedro Antonio de
Alarcón
Pedro Antonio de Alarcón nació en Guadix (Granada) en
1833. Fue uno de los principales responsables de que el realismo se impusiera a
la prosa romántica en boga en aquellos momentos. Fue político además de
escritor y en su ideología evolucionó desde posturas liberales a más
tradicionalistas.
Estuvo en la guerra de Marruecos como voluntario y dejó testimonio
escrito sobre su experiencia en Diario de un testigo de la Guerra africana (1859).
Durante un tiempo fue escritor de viajes relatando en sus artículos varios de
sus viajes. En su tiempo se destacó por sus novelas religiosas siendo la más
popular de todas ellas El escándalo (1875), en esta novela defendía a
los jesuitas lo que fue muy polémico. Su obra más popular, sin embargo, y por
la que es recordado, es El sombrero de tres picos publicada en 1874, que
inspiraría a Falla su famoso ballet.
Leopoldo Alas
(Clarín)
Leopoldo Alas nació en Zamora
(1852), aunque él
siempre se sintió profundamente asturiano. Realizó sus estudios de Derecho en Oviedo, y el
doctorado en Madrid,
donde perdió la fe. A partir de entonces viviría en permanente lucha
espiritual, de la que da testimonio su obra. A los veintitrés años usó en sus
escritos el pseudónimo de Clarín. Catedrático de la Universidad de Oviedo (1883), defendió ideas
republicanas, pero pronto se abrumó de la política. En el año 1892, una crisis de
conciencia le devolvió la fe, aunque no llegó a los extremos de la ortodoxia
católica. Murió en Oviedo en 1901.
Obra
Clarín gozó de un gran
prestigio como crítico literario. Sus artículos evidencian su gran conocimiento
y rectitud de juicio (expresado en muchas ocasiones con hiriente sarcasmo). Sus
artículos, que le dieron una temida autoridad en el panorama literario español,
fueron recopilados por el autor en volúmenes como Solos de Clarín y Paliques.
También cultivó el cuento y la novela breve; publicó más de
setenta obritas de este género. Entre los primeros relatos cortos que compuso,
sobresale Pipá (1879),
que cuenta la tragedia de un pillete ovetense. También merece mención Adiós,
Cordera, clásico idilio dramático.
Pero fundamentalmente se reconoce su faceta como novelista,
por las dos únicas novelas que escribió: La Regenta
y Su único hijo. La primera de ellas (1885) es la más
importante. Con claras influencias de Madame Bovary
de Flaubert, presenta física y moralmente a
Vetusta (nombre metafórico de Oviedo) como prototipo de una ciudad española, dormida en el
tradicionalismo. Utilizó Alas una técnica naturalista; pero no pintó ambientes
sórdidos como Zola (cuya acción transcurre en medios burgueses), sino que el
pesimismo aparece con rasgos evidentes de ternura e ironía. En La Regenta salen
a debatir las conciencias (en especial la de su protagonista Ana Ozores, de
carácter similar al de Emma Bovary), en su lucha con su deber y con el
ambiente, dando una imagen a la ciudad que muchos consideraron injuriosa. La
novela fue condenada rápidamente por la Iglesia , aunque con el paso del tiempo Clarín y
el obispo entablaron una franca amistad. Hoy se considera a La Regenta como
la novela cumbre del Realismo español, junto a Fortunata y Jacinta de
Galdós.
Vicente Blasco
Ibáñez
Vicente Blasco Ibáñez nació en Valencia
en 1867.
Mantuvo ideas republicanas radicales por las que sufrió arrestos y destierros.
Fue diputado en siete legislaturas. En el año 1909 partió a Argentina
en busca de fortuna, pero su intento fracasó. Defendió a los aliados durante la
Primera Guerra Mundial (1914-1918); con ese fondo
escribió Los cuatro jinetes del Apocalipsis, novela de gran éxito
mundial. Siguió una vida de millonario cosmopolita y muchos de sus relatos
fueron adaptados al cine en Hollywood. Falleció en 1928 en Menton, en la Costa Azul. Sus restos fueron trasladados a
Valencia en 1933,
donde fueron recibidos triunfalmente.
Blasco produjo una enorme obra novelesca; en ella descollan
las obras ambientadas en Valencia o en su provincia, tan intensamente amada por
el escritor (Arroz y tartana, La barraca, Entre
naranjos, Cañas y barro). Reflejó sus ideas políticas, sociales y
antirreligiosas en La catedral o en La bodega, aunque como se ha
comentado anteriormente, su fama se debe en gran parte a Los cuatro jinetes del Apocalipsis,
que trata sobre dramas familiares durante la Gran Guerra.
Sin embargo, el Blasco Ibáñez mejor tratado por la crítica
es el de inspiración valenciana. En ocasiones se le ha considerado como el Zola
español porque comparte con el novelista francés una actitud subversiva,
predilección por los ambientes sórdidos, preocupación por la herencia biológica, etc. Escribe intensamente y
su estilo puede ser calificado de basto, pese a que no carece de imágenes de
pureza plástica. Por su edad, pudo haber pertenecido a la Generación del 98, pero su espíritu mundano
difiere de la ascética y la cultura de estos escritores.
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