bajo la mano blanca, en el piano ella...
En la estancia sin luz, ella, mientras tocaba
morena de la luna, era tres veces bella.
Teníamos los dos desgranadas las flores
del corazón, y acaso llorábamos sin vernos...
Cada nota encendía una herida de amores...
-... El dulce piano intentaba comprendernos.
Por el balcón abierto a brumas estrelladas,
venía un viento triste de mundos invisibles...
Ella me preguntaba de cosas ignoradas
y yo la respondía de cosas imposibles...
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