Pepi Núñez dice: Hace mucho tiempo que no leía un cuento del Decamerón, ignoro el por qué. Tal vez sea que el erotismo no me atrae mucho. Me ha sorprendido gratamente este relato, la verdad es que no me gustan mucho los clásicos, me aburren un poco, salvo cosas que sí que he disfrutado con su lectura. A mi lo que más me ha llamado la atención es esa picaresca sutil, que hace que leas un relato subido de tono, sin casi darte cuenta de ello. En este momento me he quedado con ganas de seguir leyendo otras historias, al igual que cuado empecé a leer Las mil y una noches.
Nines de Andrés dice: No quiero haceros perder el tiempo porque no lo he tenido apenas para ponerme a sacar las conclusiones.
Deciros que a mi lo que me llama la atención, además de ser un relato erótico, estoy de acuerdo, y de la mucha retórica que utiliza, para mi gusto excesiva, es el nombre del ermitaño "Rústico". Quizás con la intención de dibujarnos, aún más, al hombre de campo un tanto "cerrojo" al que se le vienen dadas todas las cosas a base de cristianismo y religión. Curioso así mismo como deja clara la hipocresía de la Iglesia.
Juana Castillo dice: Personajes. En tan sólo cinco páginas se puede decir que el relato está plagado por una multitud de personas de las más diversas índoles que aparecen descritos con una ligera pincelada:
- Hombre riquísimo con varios hijos y familia (padre de Alibech).
- Alibech. Hija hermosa de 14 años. PROTAGONISTA.
- Muchos cristianos de la ciudad. Sensación de gentío.
- Un cristiano con el que primero habla Alibech.
- Santo varón en el desierto, con quien se encuentra Alibech en su caminar en busca de Dios y que la “echa” de su lado con buenas palabras para no caer en tentación.
- Ermitaño joven: Rústico. Co-protagonista. La traducción del nombre del italiano al castellano significa lo mismo en ambos idiomas: rústico, grosero, tosco, rudo // Rústico. Aldeano. Campesino. (Tanto en las novelas como en los relatos los nombres tienen mucha importancia (1). Marcan a los personajes, incluso, a veces, tienen doble sentido).
- “Los demás”: sensación de gentío, de que la muchacha ha caminado mucho y preguntó a diversas personas.
- Sabios hombres de Cafsa.
- Neerbale, joven que se casa con Alibech. El tercer personaje que aparece con su nombre y no entremezclado en la “masa”.
- Mujeres de Cafsa.
- Narrador, su voz aparece al final del relato cuando se dirige a unas “jóvenes damas” para aconsejarlas en las “bondades de aprender a meter el diablo en el infierno”.
En cuanto al relato en cuestión: Relato escrito en tercera persona, narrador omnisciente (2), cuyo comienzo es el típico en cualquier cuento (3): “érase una vez”, “en la ciudad de…”.
Todo en él, desde el título hasta su final, es pura metáfora, además de tratarse de una historia hiperbólica: los hechos están exagerados al máximo y, por supuesto, no está exento de ironía, así como una crítica directa a la Iglesia, a través de la figura de Rústico quien, mediante estratagemas e hipocresía, atrae a la muchacha hasta él para satisfacer sus deseos. A pesar de su nombre: rústico, rudo, torpe, no hace honor a él, sino todo lo contrario: es listo, incluso puede decirse que taimado ya que inventa en poquísimo tiempo una forma de desahogar su deseo sin levantar las sospechas de la niña.
La protagonista es Alibech; Rústico es co-protagonista u antagonista, es quien da la réplica a la muchacha durante el tiempo en el que permanecen juntos; cuando Rústico queda vacío de sus ardores, cuando ya no satisface los de Alibech, es ella quien lo abandona. Rústico desaparece de la historia para dar paso a los nuevos personajes: gentes de Cafsa, mujeres y a Neerbale, el prometido de Alibech, que es un mero personaje de “papel”, un “extra”.
Al final del relato el autor se dirige directamente al lector, en este caso a las jóvenes damas que supone están leyendo o escuchando su historia. Pasa a ser un narrador en segunda persona: “Y por ello vosotras, jóvenes damas, que necesitáis la gracia de Dios, aprended a meter al diablo en el infierno, porque ello es cosa muy grata a Dios y agradable para las partes, y mucho bien puede nacer de ello y seguirse”.
Si lo hubiera acabado como un narrador en tercera, tendría que haber escrito: Y por ello, las jóvenes damas que necesiten la gracia de Dios, deben aprender a meter al diablo en el infierno, porque ello es cosa muy grata a Dios y agradable para las partes, y mucho bien puede nacer de ello y seguirse.
1.- La importancia de los nombres en literatura.- Los nombres marcan a los personajes. Ej. “Pedro Páramo”: Pedro significa piedra, un páramo es un terreno yermo, raso y desabrigado. Ó un: Lugar sumamente frío y desamparado. Y la novela en sí es yerma, seca, triste, es decir, hace honor al nombre y apellido del protagonista. En “Fortunata y Jacinta”, Fortunata significa “afortunada”, y lo cierto es que no existe la fortuna en la vida de la mujer. Son sólo un par de ejemplos.
2.- Veremos los diferentes tipos de narradores en el Tema VII.
3.- Veremos las diferencias entre “cuento” y “relato” en el Tema IV.
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