Son las seis de la mañana y ya estoy en pie. El día se presenta tremendo. Hoy he de llevar la furgoneta a la ITV.
Mientras cepillo mis dientes, me pregunto ante el espejo: ¿Por qué yo? ¿Por qué siempre yo? Bueno da igual -me digo-, por la misma razón por la que mi consorte no sabe cambiar una rueda.
Ayer compré el líquido antihumos; una especie de aceite cuya utilidad consiste en que el motor contamine menos, o eso creo. Ahora se lo he de poner.
Estoy frente al coche, está oscuro y no hay nadie en toda la calle. Entro, cojo el lubricante y salgo para introducirlo en el depósito. Misión cumplida, ya puedo emprender la marcha.
Al ponerme el cinturón me percato de que el asiento trasero no está colocado. Salgo y ¡oh, sorpresa! No puedo entrar por detrás para tirar del mismo y ponerlo en la posición correcta. Me han dejado el vehículo encajonado, y es imposible abrir su puerta trasera ¡Ventajas de un tres puertas!
Vuelvo a entrar. Pienso: si alguien me está viendo creerá que soy tonta. Me quito los zapatos y paso del sillón del conductor al maletero del auto. Pruebo con toda mi alma a tirar del canapé. Tiene una palanca en algún sitio, y no logro dar con ella. No hay manera de moverlo.
Furiosa me inclino para coger fuerzas y tiro. El asiento no se mueve, pero en el intento caigo de culo al suelo del vagón. Me da por reír. Me levanto y, con calma, trato de encontrar la palanqueta. La palpo. ¡Milagro! Cede y puedo colocarlo en su sitio. Salto al volante sorteando todos los obstáculos internos de la C-15, y me calzo. Ya estoy en marcha.
Mi tartana y yo, pasamos el examen. Nadie lo sabe, pero le hablo como si fuera una persona. Muy bien campeona -le digo-. La pobre tiene dieciséis años.
Nada más llegar a la oficina, todas mis compañeras empiezan a reírse. Me giro y les pregunto:
-¿Qué pasa?
-¿Has visto como llevas el pantalón? - Contestan.
- No.
Corro hacia el baño y allí descubro el motivo de sus carcajadas. He llegado con una bonita mancha negra en medio de mi pandero. Con ella habré de pasar toda la jornada. El pantalón de hoy es blanco. Como pensaba; el día se presenta tremendo.
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