Por eso países con economías débiles durante el siglo XIX, desde la segunda mitad de ese siglo intentarán equipararse en materia industrial a la próspera, por entonces sociedad de Gran Bretaña. Para ello los Estados debieron obtener el apoyo del comercio, de los bancos y de los empresarios.
Apareció con gran fuerza el sistema bancario privado, surgieron bancos hipotecarios y de inversión, especialmente en Alemania, Francia y EE.UU., que ayudaron a llevar fondos directamente de los ahorristas a la industria nacional.
También se canalizaron grandes capitales hacia países donde la fuente de materia prima era importante. Materia prima imprescindible en este proceso de industrialización.
Así se desarrollaron grandes empresas, fundamentalmente en EE.UU. Las artesanales fueron perdiendo terreno.
De modo tal que, poco a poco durante el siglo XX las potencias europeas harán el gran cambio, pero cederán su poder hegemónico frente al avance de EE.UU. y a Japón con crecimientos vertiginosos.
El advenimiento de la industria transformará a la sociedad occidental.
De aldeas y de granjas se pasará a pueblos y a grandes ciudades con altos niveles de tecnología que determinarán un cambio en la vida del hombre.
La estructura social se modificará. A los artesanos se le unirá un ejército de obreros semicalificados y no calificados de la construcción, del transporte, de la industria en general.
Aparecerá una clase media en el área de servicio, de la administración, del comercio...
Mejorará la educación, se hará más fácil de impartir, y por otra parte será imprescindible en este mundo de innovaciones permanentes
Además, las últimas décadas del siglo XIX encontrará a un hombre tranquilo sin la angustia del conflicto bélico, ya que en 1870 había terminado el último conflicto bélico en Europa, la guerra franco-prusiana. Una década después Francia se había recompuesto y pasó al frente en materia económica, entre los países europeos. Alemania comenzó a preparar el "Estado de bienestar", uno de los más generosos del mundo..
Por otro lado Estados Unidos había concluido su guerra del Caribe contra España. Esta perdió Cuba, su último baluarte en América.
Todo se daba para creer que la paz sería eterna. Nadie pensaba que en poco tiempo se encontraría el mundo envuelto en una de las guerras más cruentas de la historia.
Se creía que "la bella época" como así se la dio en llamar, sería para siempre.
A comienzos del siglo XX el Reino Unido concedió la independencia a Nueva Zelanda gracias al Tratado de Westminster y se configuró como un país con autonomía propia pero miembro de la Commonwealth.
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