Una paz inesperada me invadió por completo y me vi sorprendida ayudando a la Virgen María a doblar unas sábanas, mientras San José trabajaba haciendo una cama más grande para el Niño. Pum, pum, decía el martillo.
Ya sé montar en bici, dijo Jesús, pero su amigo Tomasito que ya empezaba a dar muestras de incredulidad intervino: si no lo veo no lo creo.
La demostración fue rápida y limpia. Diez metros seguidos sin ninguna caída.
Todo era felicidad, y yo de pronto abrí los ojos y tenía delante un vaso de plástico que me tendía el chico del acordeón que tocaba todos los días en esa línea del metro.
16 de Octubre de 2008
3 comentarios:
Gracias, Susana, por prestarnos otro de tus hiperbreves, tan logrado como siempre.
Aprovecho para pedir disculpas a otros colaboradores que enviaron antes sus trabajos, pero este de Susana está "dentro de su fecha": Pascua.
Un abrazo y toda mi admiración, Juani.
Felicidades, amiga Susana. Ahora has logrado que el relato diga abiertamente lo que deseas y además, insinue mucho. Nuevamente te felicito.
Un abrazo,
Alex
Gracias Juani y Alex por vuestros comentarios, me alegro que os haya gustado.
Enhorabuena por el año de vida de este blog que tan buenos ratos nos hace pasar.
Alzo mi relato corto A MI MANERA para brindar por este año, y que sean muchos más.
Un abrazo para todos, SUSANA
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