¿QUÉ BENEFICIOS SE OBTIENEN AL MATRICULARSE EN UN TALLER LITERARIO?

Preguntas como esta, o tales como:
- ¿Es bueno matricularse en un taller literario?
- ¿Qué me aporta el matricularme en un taller literario?
- ¿Seguro que se puede aprender a escribir en un taller literario?

Preguntas similares y muchas más las he estado escuchando los últimos seis años, los que tiene de vida el taller.
A quienes me las hacían, bien por correo electrónico, bien por teléfono, traté de sacarles de dudas lo mejor que supe o pude.
He de decir que, como tallerista que fui durante más de ocho años en uno de los más antiguos aparecidos en la ciudad de Madrid, más dos cursos en una escuela de prestigio diré que:
1.- Los genios literarios, salvo muy raras excepciones no nacen, se hacen a base de esfuerzo y trabajo constante (al igual que cualquier trabajador en la disciplina que sea: para ser realmente bueno es preciso constancia y trabajo).
2.- En todas las universidades anglosajonas, los talleres literarios son una asignatura más en las facultades de letras.
3.- Cualquiera que sepa redactar medianamente bien, y que tenga inquietudes literarias, puede ser un magnífico alumno.
4.- A un taller literario hay que llegar con humildad y con el pensamiento de que se va a aprender, no creyéndose de entrada un Cervantes o mejor que el insigne alcalaíno porque será un pésimo alumno que no se dejará corregir, se aburrirá y entorpecerá las clases.
5.- Quizá este punto debí ponerlo en el 1º o 2º lugar. Escribir es: CORREGIR, CORREGIR, CORREGIR y CORREGIR, de tal modo que el texto quede pulido, tanto como una pista de patinaje por la que, el lector, deslice la vista y no se encuentre obstáculo alguno que le haga desechar la obra que tiene entre manos bien por aburrimiento, falta de comprensión, exceso de rimas...
6.- Y por último, para no aburrir como pongo más arriba, quien desee escribir, llegar a tener un estilo propio, debe leer mucho y bien, es decir: beber de los autores clásicos y contemporáneos pero no sólo ir a conocer el argumento, sino ver las figuras retóricas empleadas, el tono, el estilo, las formas de lenguaje... Es necesario hacer un estudio en profundidad e, incluso, intentar parecérsele (con los ejercicios de intertextualidad) y, cuando menos se lo espere, habrá llegado, si no a la cumbre, sí a empezar la escalada de esa montaña que, aunque parezca que no, se conseguirá con tesón.

Un saludo, Juana Castillo


domingo, 28 de diciembre de 2008

Ejercicio de Intertextualidad inspirado en el relato de Felisberto Hernández: “El balcón”

La enana doña Mercedes.
Óleo de Ignacio Zuloaga - 1899
Tamarinda

Juana Castillo Escobar


Tamarinda sale del colmado con el cesto a rebosar. Lo lleva sujeto en el antebrazo, que cruza sobre su pecho, donde ambas manitas van unidas, apretadas, en un único esfuerzo por hacerse con él. Tan lleno va el canasto, que su cuerpecillo se inclina hacia el lado izquierdo. Tamarinda intenta no perder el equilibrio en ningún momento para que ni las viandas, ni ella, rueden calle abajo. La subida hasta la casa, yendo tan cargada, se le hace un mundo.
El señor de Urrutia, a quien sirve, comentó hace días que va a recibir una visita, “Una visita importante”, añadió. Al menos así le parece ahora a Tamarinda por el espléndido gasto en las compras realizadas hace apenas unos minutos. Y, ahora que lo piensa, porque, hasta la señorita Caléndula está muy atareada en desechar ropa y rebuscar por los baúles y armarios de la casa vestidos que se prueba y remodela, quizá para tal evento.
¡Pá que luego diga el viejo que no tiene plata pá pagar mis servicios!, piensa, a la par que camina con la cabeza gacha en el intento de no ser deslumbrada por el sol cegador del medio día. Va lo más rápido que sus piernecitas se lo permiten, desea llegar a la vivienda cuanto antes. La trenza del asa de mimbre se le clava en las carnes, le da la impresión que, de un momento a otro, su antebrazo sangrará.
Por la misma acera, en sentido contrario, baja Orfeo. El negro viejo y rengo cubre su cabeza con un enorme sombrero de color verdoso, bajo sus alas, trata de disimular una enorme nariz, amoratada, que más recuerda a una berenjena que a un apéndice nasal. A pesar de su defecto en la pierna camina rápido. Necesita llegar pronto al hogar. Hace demasiado que salió de él y Dalia, su esposa, no puede estar mucho tiempo sola. Orfeo teme que, a causa de su ceguera, sufra algún percance. Las prisas de ambos, el hecho de que ninguno de los dos mire al frente, sino al suelo, hace que el choque no se haga esperar.
- Discúlpame, niña –le dice Orfeo a Tamarinda mientras le sostiene por los hombros para que no de con sus huesos sobre el adoquinado de la acera-. Iba distraído, ya tú puedes imaginar, pensando en cosas de mayores. ¿Cómo te encuentras?
Tamarinda levanta la cabeza y le mira a los ojos. Los de ella, negro azabache, lanzan chispas. El capacho cae sobre el pavimento. Por el piso ruedan papas, mangos, tomates, la piña se va por el medio de la calzada, el pan queda a sus pies, la carne…
- ¿Cómo me encuentro? ¿Cómo me encuentro? –Brama con voz atiplada-. ¡Fatal! ¿Cómo ha de ser sino? Vamos, no se quede ahí mirándome con la boca abierta, al menos ayúdeme a recoger las viandas del suelo antes de que vean los señores desde el balcón este desastre.
Orfeo, como puede, corre tras las frutas que no paran de rodar calle abajo. Algunos niños le ayudan. Otros, al verlos, se mofan de ambos.
El negro regresa jadeante. Trae sus manos llenas de las frutas escapadas del capacho, algunas se han magullado con el golpe. Tamarinda, al verlas, tuerce la boca en un gesto de desazón.
Espero que no se note demasiado, se dice, pondré las más pachuchas en el fondo del frutero y las mejores quedarán en la parte superior. Trataré que este desastre pase desapercibido… Orfeo corta de golpe sus disquisiciones:
- Que digo…, pues… Que lamento el encontronazo, también… -El negro se ha quitado el sombrero y lo hace girar. Se le ve nervioso. Arruga el ala, enorme, entre sus manos rugosas y encallecidas. Traga saliva antes de continuar-: También deseo pedirle que disculpe mi torpeza… Pensé… Creí que…
- Que era una niña, una mocosa que le hace la compra a su madre, y no una adulta. ¡No se fijó en que soy enana! –Exclama Tamarinda con acidez en la voz.
- Sinceramente, no, no lo hice. Le pido de nuevo que me disculpe. Ya yo estoy viejo…
Tamarinda le mira de arriba abajo. No es la primera vez que repara en él. En más de una ocasión le ha visto desde la casa bajar sofocado, como hoy, por esa misma acera. Siempre nervioso. Y ella, curiosa, siempre se pregunta: ¿A qué tantas prisas…?
- Si no le molesta –dice Orfeo-, y no teme que se burlen de usted por compartir asiento con un negro rengo y viejo como yo, podríamos descansar un instante en ese banco de la plazuela.
La enana lanza al calor de la tarde una vibrante carcajada.
- ¿Molestarme? ¿A mí? También yo podría opinar lo mismo, ¿no le parece? Tal vez usted no quiera compartir banco conmigo por ser enana.
Orfeo alza los hombros y sonríe. Su risa es callada, franca, y deja entrever una hilera, casi perfecta, de dientes inmaculados.
- Vamos –y el negro, después de recolocarse el sombrero, toma el cesto con sus manos anchas y endurecidas por las labores del campo. Con suavidad empuja a Tamarinda hasta la placita, busca un banco al amparo de un plátano de indias y la invita a sentarse, luego lo hace él-. Cuando descansemos del susto le acompañaré a casa. ¿Vive muy lejos?
- ¡Noooo! –Exclama Tamarinda divertida-. La casa en la que presto mis servicios es la que está junto a la plaza. Ahí enfrente, la de…
- ¿La del balcón con los vidrios de colores?
- Sí, esa misma.
- Siempre hay una mujer al otro lado…
- La señorita Caléndula. No se separa de su mirador… Bueno, alguna que otra vez sí lo hace, momento que aprovecho pá limpiar los cristales..., hasta donde llego. Por eso yo lo conocía a usted: de verle pasar por delante de la casa mientras los limpiaba. En otras ocasiones lo vi desde el jardín. Es curioso, siempre va tan cabizbajo o…, al menos así me lo parece, agobiado por algún peso enorme. ¿Tiene problemas?
- ¿Y quién no, m´hija?
- Sí, es cierto, todos los tenemos.
El silencio toma asiento entre ambos. Es como si el bochorno del medio día se hubiera transformado en sosiego y, tomando cuerpo, se expandiese entre los dos. Orfeo mira sus manos encallecidas, surcadas por ríos abultados por los que corre lenta su sangre, las restriega, de ellas se escapa un sonido leve, como de papel. Tamarinda le observa con el rabillo del ojo. A su vez tiene sus manos sobre la falda, encogidas. Sus deditos se acarician entre sí como patitas de gato meloso. ¡Le gustaría preguntarle tantas cosas! No se explica por qué siente tanta curiosidad, pero lo cierto es que le agrada hablar con él, le gustaría saber más de su historia, decir que tiene un amigo… Se revuelve en el asiento, parece incómoda. Orfeo la mira y pregunta:
- Si lo desea, nos vamos…
- No, no es eso, es que no estoy acostumbrada a hablar…
- Ya… Yo soy, m´hija, un desconocido. Lo entiendo. Es el momento de despedirnos.
- No, no me ha entendido. Lo que digo es que jamás hablo con nadie, no tengo amigos. Los señores son amables, pero son los señores. Sólo se dirigen a mí cuando hay que preguntar algo sobre la casa, la compra, mis tareas… Pero no son verdaderas conversaciones. No sé si me entiende.
- Perfectamente, m´hija, perfectamente. Yo he tenido patrones que ni me hablaban, ni tan siquiera me miraban… Algunos, incluso, usaron el látigo cuando niño. Son recuerdos que aún duelen, pero otros de mi juventud duelen más. Como dijo alguien: “Las nostalgias tocan mi ventana en la noche, mientras que en el día las disipa”.
- ¡Qué frase más linda!
- Sí, es hermosa. Yo la aplico a diario: por el día trato de estar ágil, dicharachero, parlanchín, para que mi Dalia no se entristezca…
- ¿Quién…? ¿Quién es Dalia?
- Mi esposa. La mujer más bella de este mundo. Con unos ojos increíbles, color de mies madura… Le encantaba venir al campo a traerme la comida. Comíamos juntos. Luego, hacía un poco de siesta, sin dormirse, porque lo que a ella le atraía era echarse sobre el pasto después de comer y mirar al sol… Hasta que ese sol, que tanto le encantaba, la cegó. Le robó el dorado de sus pupilas a cambio de dos nubes blancas. Por eso voy siempre con prisas, porque no deseo que se accidente, porque el tiempo que la dejo sola en casa se me hace un mundo… Me quedé sin empleo, el campito que laboraba me lo quitaron: murió el dueño y el hijo no me quiere en su hacienda. Ahora busco un trabajo para podernos mantener, Dalia es mi motor…
Tamarinda escucha a Orfeo con atención. Qué vida, piensa, siempre es lo mismo: unos disfrutan como locos de todos los placeres y otros, por nuestras circunstancias, sólo los vemos de lejos. ¡Hasta la vida nos saluda de lejos! Sin saber cómo Tamarinda se oye decir:
- Tuve un novio, hace muchos años. Él era normal, bajito, pero sin mi problema. Creí que nos casaríamos. La primera vez que fui a su casa, para conocer a su familia, era Navidad. Preparé una apetitosa torta de chocolate… Se me da bien la cocina… Iba totalmente ilusionada cuando, al llegar al frente del edificio escuché voces. Se oían a través de la ventana abierta. Alguien, que más tarde supe era su madre, gritaba “Si te casas con una enana engendrarás monstruos, y yo no deseo ver corretear a mi alrededor niños monstruosos. ¡Tú eres normal! ¡Debes encontrar y casarte con una mujer normal!”. Luego una voz de hombre atronó: “Si persistes en seguir con esa relación te repudiaré como hijo”. Se oyeron risas. Volví sobre mis pasos, pensé que lo mejor era regresar a mi casa, esconderme; pero retomé el camino y me enfrenté a aquélla cena que transcurrió en una calma tensa. Él, después de la Misa del Gallo me acompañó a casa, supe en ese instante que no le volvería a ver. A los dos meses empaqueté en una colchita cuatro recuerdos, las cosas que me eran más imprescindibles, y me vine a este pueblo. Llegué en el mismo momento en el que el señor de Urrutia lo hacía a su casa. Me paré ante él y, sin ningún azoramiento por mi parte le dije: “Veo que es nuevo. Imagino que necesitará una criada”, y aquí sigo desde hace más de diez años…
Orfeo suspira, le da unas palmaditas en las manos tras lo que añade:
- Creo que ya descansé suficiente. Se hace tarde.
El negro ayuda a Tamarinda a bajar del banco. Recoge el cesto y acompaña a la enana hasta la puerta de la casa. Delante del jardín se quita el sombrero y se inclina ante ella:
- Hasta otro día, m´hija. Me encantó hablar con usted.
Tamarinda asiente. El estómago parece que se le ha subido a la garganta. En ese preciso instante se da cuenta de que jamás habló de su historia con nadie. Se agacha, elige del capacho un par de tomates, un mango y algunas papas y las deja en el sombrero de Orfeo. Suspira antes de decir:
- También a mí.
Tamarinda empuja la cancela y atraviesa el jardín con rapidez. Piensa, no, sabe a ciencia cierta que, cuando entre en la casa, el señor de Urrutia le hará muchas preguntas: “¿Quién es ese negro con el que ha estado hablado? ¿De qué le conoce? ¿Por qué le ha dado comida?” Y ella no tendrá ningún inconveniente en responderle a todas. Cargará las tintas: “Le conozco desde que estoy en su casa. La esposa se quedó ciega. No tienen qué comer, ni ropa para vestirse. Malviven en una cabaña. Además en esta su casa, sería de una gran ayuda como, por ejemplo, limpiar bien los vidrios coloreados del mirador de la señorita Caléndula…, yo, debido a mi estatura, no llego hasta los rincones más altos”. Tamarinda está segura de que, si añade esta frase, la misma señorita será quien solicite los servicios del negro.
Continúa pensando mientras se dirige a la casa: El señor es algo tacaño, pero de buen corazón, tal vez consiga ayudar a mi amigo. Tendré alguien con quien hablar… Además, la casa es grande. Al menos hay tres dormitorios cerrados. Si consiguiera que viviesen con nosotros yo podría cuidar de Dalia. Ahora que caigo, él, ¿cómo se llama? Es mi amigo y no sé cómo se llama…
Por su parte Orfeo camina calle abajo. Lleva el sombrero en las manos, casi lleno con los presentes de Tamarinda. Sonríe. Sabe que Dalia le aguarda. Se siente feliz, intuye cambios. En esta mañana luminosa Orfeo galopa al encuentro de su vida.

____________________________________
Relato inspirado en “El balcón” de Felisberto Hernández.
Este mío es como una primera parte del relato de Isabel Fraile: “Dos colores”, del que tomo prestados los nombres de sus protagonistas, Orfeo y Dalia, así como parte de la frase final: “…al encuentro de su vida”.
De Berta Cuadrado tomé el nombre de la señorita “Caléndula”.
De Adriana Salcedo la frase: “Las nostalgias tocan mi ventana en la noche, mientras que en el día las disipa”. De Pepi Núñez la imagen hiperbólica de la “nariz como una berenjena”.
Madrid, 7-9-XII-08 – 21,10 p.m.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué yo,como alumna te diga!genial!,puede sonar a peloteo.Pero es cierto(no el peloteo),me encanta.Estoy segura que el autor del Balcón ,después de leer todos estos intertextos inspirados en su relato ,opinaria lo mismo....
Un besito..isa

Anónimo dijo...

Gracias, Isa, por el comentario. Y, ya sé que no es peloteo, aunque lo parezca, jajaja.
De todos modos te repito: gracias por tus palabras. Pero tanto como ¡genial!... Me abrumas.
Un beso, casi de fin de año, Juani.

Nota.- Por esto no suelo comentar vuestros relatos en el blog, sino mientras los corregimos, en nuestro tête à tête particular.

Anónimo dijo...

Querida Amiga y profesora, ya vez que esta tarde me he puesto a comentar los textos de Isa y Nines. Me he llevado una sorpresa con Tamarinda, tengo el correo a tope y aún no se como te he visto. Me ha gustado mucho, ha sido un placer leerte y ver lo bien que enlazas la vida de estos dos personajes, aparte la gentileza de utilizar frases de tus alumnas. Me gusta ese final esperanzador para esos dos personajes a los cuales poco a poco se les ha creado una historia. Me encanta ser tu alumna. Un besote fuerte. Pepi.

Anónimo dijo...

Mi querida Pepi. El placer es mío al saber que el relato te gustó. También el hecho de "compartir" pedacitos de cada una de vosotras.
A mí me encanta ser tu AMIGA. Un abrazo enorme, Juani.

Anónimo dijo...

¡Qué barbaridad! Con esta profe y esas alumnas... ¡Relato precioso donde los haya!Me ha gustado muchísimo y me quedo con ganas de saber más. Jeje. Besos Feliz añooooo, Nines.

Anónimo dijo...

Nines, un relato y poco más.
No obstante gracias por el comentario, en mi nombre y en el tus compañeras. Me alegro que te haya gustado y, una primicia, quizá la historia de Tamarinda crezca... Será bueno para que la conozcamos más a fondo.
Un abrazo, Juani.

trucos blogger

EFEMÉRIDES QUE NO DEBEN DE SER OLVIDADAS

EFEMÉRIDES QUE NO DEBEN DE SER OLVIDADAS

14 de Febrero - DÍA DE SAN VALENTÍN

14 de Febrero - DÍA DE SAN VALENTÍN
Picad sobre la imagen para saber más de la historia del santo y de esta efeméride.

21 de marzo: Día Mundial de las Personas con Síndrome de Down

21 de marzo: Día Mundial de las Personas con Síndrome de Down
(Pica sobre la imagen).

21 de Marzo-Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial

21 de Marzo-Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial
(Pica sobre la imagen)

Agua para todos

Agua para todos
22 de Marzo, día Mundial del Agua

17 de Junio

17 de Junio
Día Mundial de lucha contra la Desertificación y la Sequía (Pica sobre la imagen)

22-IV-2011 - Día Mundial de la Tierra

22-IV-2011 - Día Mundial de la Tierra
(Pica sobre la imagen)

25 de Noviembre Día Internacional Contra la Violencia Hacia la Mujer

25 de Noviembre Día Internacional Contra la Violencia Hacia la Mujer
TODOS LOS DÍAS SON 25 DE NOVIEMBRE

Día de los derechos del Niño: 20-XI-09

Día de los derechos del Niño: 20-XI-09
Convención sobre los Derechos del Niño. (Pica sobre la foto).

ONG´S

ONG´S

Amnistía Internacional

Asociación 11-M

No a la pedofilia

Save the children

UNICEF

Buscón de la RAE

Real Academia Española de la Lengua

Real Academia Española de la Lengua
Diccionario

Traductor Google

Traductor

ERES LO QUE ESCRIBES ERES COMO ESCRIBES

IBSN

IBSN: Internet Blog Serial Number 1954-12-20-77

Vistas de página en total

Yo no fumo, ¿y tú?

Blog sin Humo

NOTICIAS

NOTICIAS

El libro es un lujo que sólo se huele

El libro es un lujo que sólo se huele
Parece un espacio mágico arrancado de El Cairo de Naguib Masouf o el Bagdad de Las mil y una noches, un remanso de paz en el que no se escuchan los cláxones de los automovilistas impetuosos que parecen dialogar entre ellos desde sus bocinas. La librería Behzad es un oasis, un lugar hermoso y desordenado repleto de libros, cuadros, mapas, postales, fotografías y polvo, sobre todo mucho polvo (el sello de Kabul), en el que cada objeto parece guardar un equilibro perfecto con el que tiene al lado. (Pica sobre la imagen).

Tras los pasos de la sutil memoria de Machado en Segovia - 26-IX-2010

Tras los pasos de la sutil memoria de Machado en Segovia - 26-IX-2010
Escultura homenaje a Machado delante del Teatro Juan Bravo de Segovia. El escritor vivió 13 años en la ciudad castellana, en la que conoció a Guiomar y vivió grandes momentos pero con la que mantuvo una relación en cierto modo distante. (Pica sobre la imagen).

ARQUEOLOGÍA

ARQUEOLOGÍA
La civilización 'yope' muestra sus tesoros. En la foto Juego de Pelota en la zona arqueológica de Tehuelco - México. (Pica sobre la foto).

El almacén de las momias

El almacén de las momias
Los periodistas que estuvieron presentes describen emocionados una escena que bien podría haber salido de 'En busca del Arca Perdida' o cualquiera de sus secuelas. El interior de la tumba faraónica, 2.600 años en la oscuridad, sólo estaba iluminado por antorchas y por los focos de las cámaras de televisión invitadas al evento. (Pica sobre la imagen).

La Unesco protegerá los yacimientos del fondo del mar a partir de enero

La Unesco protegerá los yacimientos del fondo del mar a partir de enero
20 países la han ratificado, entre ellos España, Cuba, Ecuador, México, Panamá y Paraguay. (Pica sobre la foto).

ARTE

ARTE
'La duquesa de Osuna' - Museo Romántico. Retrato familiar de la Duquesa de Osuna como dama de la Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa, Agustín Esteve (1796-1797).

Una «Capilla Sixtina» de 3.500 años

Una «Capilla Sixtina» de 3.500 años
«¡Alá u-Akbar!» (¡Dios es el más grande!) es lo que exclamó rais Ali Farouk cuando entró, junto a José Manuel Galán, a la cámara mortuoria de Djehuty. Ante sus ojos se revelaba una imagen que nunca nadie «hubiera imaginado en sueños encontrar: una Capilla Sixtina del 1500 a.C», confesaba ayer Galán, director de la campaña arqueológica hispano-egipcia que lleva por nombre Proyecto Djehuty y que desde hace ocho años se desarrolla en la necrópolis de Dra Abu el-Naga, en la orilla occidental de Luxor (antigua Tebas)... (Pica sobre la imagen).

La casa de la playa de Diego Rivera

La casa de la playa de Diego Rivera
Las autoridades mexicanas estudian la compra de una casa con vistas al mar en Acapulco, propiedad de los herederos de la fallecida coleccionista Dolores Olmedo, en cuyas paredes su amigo, el pintor Diego Rivera (1886-1957), dejó cinco murales con motivos prehispánicos. (Pica sobre la imagen).

Las entrañas de la Alcazaba de Almería

Las entrañas de la Alcazaba de Almería
La Alcazaba de Almería abre al público uno de sus rincones más secretos: las mazmorras. La actividad denominada El espacio del mes, con la que el monumento ofrece una lectura más detallada sobre algún elemento del recinto con visita guiada, se ha ampliado ante la expectación que ha levantado este lugar de cautiverio. Las mazmorras pueden verse los miércoles, jueves y viernes de septiembre a las 18.30. (Pica sobre la imagen).

Revolución en el museo de Orsay

Revolución en el museo de Orsay
"Quiero que el siglo XIX no se acabe nunca". La frase, en palabras de Guy Cogeval, director del Museo de Orsay, resume la misión que se ha marcado: poner patas arriba el mayor museo mundial de arte del XIX. Una auténtica revolución que ya ha comenzado y que supondrá el salto al siglo XXI de una institución que nació en 1986 como una de las mayores apuestas francesas en la historia del arte. Uno de los beneficiados será España: un centenar de joyas de Orsay aterrizarán el año próximo en la Fundación Mapfre de Madrid, como primera etapa de todo un periplo internacional. (Pica sobre la imagen).

Si es un 'miguel ángel', es un chollo

Si es un 'miguel ángel', es un chollo
'El tormento de San Antonio', la que se supone que es la primera obra de Miguel Ángel Buonarroti, elaborada cuando tenía unos 12 años, ha sido comprada por un museo de Texas (EE UU), señala The Guardian. (Pica sobre la foto)

CIENCIA Y TECNOLOGÍA

CIENCIA Y TECNOLOGÍA
Descubren el planeta extrasolar más pequeño, algo mayor que la Tierra. (Pica sobre imagen).

Así eran los primeros relojes

Así eran los primeros relojes
Es un pequeño objeto dorado que Cosimo I de Medici, Duque de Florencia, levanta con la mano derecha en un óleo pintado en 1560 por Maso da San Friano. Este mecenas de las ciencias del siglo XVI mira al espectador 450 años después con cierta arrogancia. No es para menos, sostiene una pieza de tecnología punta de su tiempo: un reloj. (Pica sobre la foto).

Detectan una especie de peces destructores en las costas del Caribe de Guatemala

Detectan una especie de peces destructores en las costas del Caribe de Guatemala
Guatemala, 13 sep (EFE).- Un grupo de biólogos marinos detectó la presencia de una especie de peces destructores en las costas del Caribe guatemalteco, cuya masiva reproducción podría poner en peligro al ser humano. (Pica sobre la imagen).

El gran cometa Donati como lo trazó William Dyce

El gran cometa Donati como lo trazó William Dyce
El artista escocés pintó el cuadro sólo meses después del descubrimiento de este cuerpo celeste por un astrónomo italiano. (Pica sobre la imagen)

La historia de Urania, musa de la astronomía

La historia de Urania, musa de la astronomía
La creación de esta divinidad menor hija de Zeus demuestra la importancia de esta ciencia desde la antigüedad -Año internacional de la Astronomía-. Los griegos de la antigüedad plasmaron los grandes misterios de la creación en una gran variedad de mitos. La Teogonía escrita por el poeta beocio Hesíodo en el siglo VII a. C. contiene los primeros relatos estructurados sobre el origen del universo, los dioses y el ser humano, partiendo de mitos y poemas procedentes de una tradición oral. Las musas eran divinidades menores hijas de Zeus y la titánide Mnemósine (la Memoria). Según Hesíodo eran nueve: "Ella dio a luz a nueve jóvenes de iguales pensamientos, aficionadas al canto y de corazón alegre, cerca de la más alta cumbre del nevado Olimpo". Se movían entre el Olimpo, al que eran llamadas a menudo por Zeus para alegrar sus fiestas, y el monte Helicón, donde formaban bellos coros y recorrían sus ríos y valles. (Pica sobre la imagen)

La NASA difunde unas fotos tomadas por las nuevas cámaras del telescopio Hubble

La NASA difunde unas fotos tomadas por las nuevas cámaras del telescopio Hubble
Washington, 9 sep (EFE).- La NASA difundió hoy espectaculares fotografías de galaxias, estrellas y nebulosas captadas por las nuevas cámaras del telescopio espacial Hubble. (Picad sobre la imagen para saber más)