jueves, 28 de febrero de 2013
Comentario: "LA ESTRELLA SOBRE EL BOSQUE" por Susana Simón Cortijo
POR SUSANA SIMÓN CORTIJO
Para
empezar quiero comentar algo sobre el autor vienés, Stefan Zweig, que también
se quitó la vida como el protagonista de su relato, aunque supongo que
utilizaría otro sistema distinto. En su
biografía lo cuentan así:
El 22 de febrero de 1942, con 60 años, se suicidó en Petrópolis, Brasil, junto a
su esposa, desesperados ante el futuro de Europa y su cultura (después de la
caída de Singapur),
pues creían en verdad que el nazismo se extendería a todo el planeta.
Qué pena, si hubieran
esperado tres añitos más, se podrían haber dado cuenta de que no fue así.
El
relato es una maravilla de descripción con infinidad de detalles que consiguen
envolver la historia y convertirla en un regalo literario con un final curioso
y original.
Lo
malo que tienen los amores platónicos exagerados, es que pueden terminar mal, aunque
no estoy segura de que sea el caso en esta historia.
En
estas frases del relato se comprende muy bien de qué tipo de amor se trata:
Porque él no la sentía como realidad, sino
como algo excelso, muy lejano, que bastaba con su reflejo de la vida.
Un sueño, de seres como él, es como
una barca sin timón que va a la deriva…, hasta que de pronto su quilla choca
con una sacudida seca en una orilla desconocida.
Cuando
se entera que la condesa se marcha, él en su mente se va cerrando todas las
puertas. Primero, seguirla: Buscar empleo
como criado, etc., estar en la calle como mendigo…, al menos respirar el
aliento de la misma ciudad. No tenía dinero suficiente. Segundo, si se quedaba:
Como a través de un velo desgarrado vio
de pronto su vida. Presintió lo miserable que sería de ahí en adelante.
Sólo prefirió una salida, la peor para mi gusto, pero trágicamente romántica.
Tiene
un detalle en la última cena para la condesa, con sus pequeños ahorros compra
cuatro tipos de flores distintas: Tulipanes, crisantemos (que mira qué
casualidad, son las que tradicionalmente nosotros utilizamos para llevar a los
cementerios), orquídeas y rosas, que a él por
su colorido le sugerían palabras. Sin embargo no sabemos si produjo algún
efecto en la condesa, esas flores en la mesa durante la cena. Si yo hubiera
comido ahí me habría sabido todo a jardín, o sea, a la jardinera.
Dónde
sí hicieron efecto las flores fue en el estrecho
habitáculo del tren, la pobrecita entre el repentino dolor de corazón y el vaho turbador y cálido de las flores,
casi se asfixia.
Y
llegamos a la verdadera protagonista de la historia, la estrella. Él, tumbado
en las vías, al verla en el cielo, pone ahí su deseo ardiente, para que la
condesa sepa que alguien va a morir por ella, y la mujer desesperada por su
asfixia, abre la ventanilla del tren y mira la estrella que les une al final,
aunque ella con una tristeza llena de
fuego y deseo que no sabe bien de dónde le viene. ¡Caray que romántico!
Aprovecho para felicitar a mi amigo
Luis Miguel que hoy cumple años y me parece que con cifra redonda.
Muchos
besos para todos.
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