Elda López -de rojo- |
viernes, 1 de febrero de 2013
Comentario de texto: El huésped de Drácula - Por Elda López
EL
HUESPED DE DRÁCULA.- Este es un texto de terror
apropiado para las noches de invierno y de las fiestas de Todos los Santos. Tiene
todos los elementos propios de un cuento de terror: tormenta, lluvia, noche,
cementerio, etc.
Esta narración nos transporta a
la noche de los vampiros, y el protagonista, un viajero inglés, describe en
primera persona un paseo por los alrededores de Múnich. De entrada el posadero
le advierte que regrese pronto porque esa noche es la noche de Walpurgis (la
noche en la que se abrían las tumbas y los muertos salían a pasear, en la que
todas las cosas maléficas de la tierra, el mar y el viento celebraban reunión),
pero el inglés tiene espíritu aventurero y cuando llegan a un desvío indica al
cochero que se dirija por ahí a lo que éste se niega.
El
viajero solicita información, y en un mal inglés y en estado de pánico, el
cochero le dice que al final hay un pueblo abandonado y un cementerio de
suicidas. Ante el horror que ve reflejado en la cara del cochero, el
protagonista decide continuar a pie por el sendero que tanto le intriga, un
inglés es un ser aventurero, y no se va a dejar intimidar por leyendas de
muertos y vampiros. Al volverse para despedir al cochero, ve un hombre alto en
la cima de una colina, los caballos a medida que se acercan a esa colina se
encabritan, pero cuando el viajero busca la figura ya no está.
Después
de dos horas por el camino hacia el valle el viajero toma conciencia de lo
desolado del paisaje, y entonces se desata la tormenta, el cielo se oscurece,
el viento es frío, y sigue andando hasta una llanura rodeada de laderas de
árboles frondosos, y en ese momento comienza a nevar. Se reguarda entre los
árboles, sólo se puede guiar por la luz de los relámpagos. Al cesar la nieve
continúa hacia lo que él cree que es un pueblo, pero es un cementerio,
iluminado por la luz de la luna, y a lo lejos se oye el aullido de un lobo o
perro. Ya están todos los elementos para producir terror.
El
viajero encuentra la tumba de la condesa Dolingen de Gratz que se suicidó en
1801. Como la tormenta y la nieve arrecian de nuevo, se refugia en el túmulo.
¿Pero es el viajero fanfarrón tan incrédulo y valiente como afirmaba? No, ante
el frío, la tormenta, la falta de alimento, se deja arrastrar por la
superstición, y ve la mortaja levantarse, y tiene miedo y se desmaya. Cuando
despierta tiene un lobo encima que le da calor y le lame, y del susto vuelve a
desmayarse.
Cuando
despierta ve a un grupo de soldados que lo han encontrado siguiendo los
aullidos del lobo, se dan cuenta que el lobo que perseguían le ha dado calor y
le ha salvado la vida. Son los soldados que el posadero ha enviado para que
buscaran al inglés. Cuando el viajero regresa al hotel pregunta al posadero por
qué ha enviado a los y soldados, y éste le muestra el telegrama firmado por un
tal Drácula, en el que indica que no escatime medios en proteger a su huésped
inglés, un aventurero. ¿A caso es Drácula el hombre sobre la cima que encabrita
a los caballos, y el lobo que echado sobre su huésped le protege del frío y la
nieve?
No es
fácil sustraerse a las supersticiones y a los miedos si están bien presentados,
en el fondo todas las personas son influenciables, incluso los viajeros
británicos.
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