Pepi Núñez Pérez
martes, 1 de mayo de 2012
Relato inspirado en frases de la obra "La yernocracia" de Clarín, por Pepi Núñez
Desengaño
Pepi Núñez Pérez
“El
altruismo por imposición lleva a la hipocresía”, esta frase que leyó hace
tiempo, la cual le molestó mucho, hoy se
repite en su cabeza como un soniquete, trata de olvidarla pero, cada vez que lo
intenta, la escucha con más fuerza.
Sabe
muy bien, aunque le moleste, que eso es lo que le ocurre. Su manera de ser
tiene poco de altruista, pero se propuso aparentarlo, aunque fuera de forma
hipócrita. Se dijo que era un buen actor, nadie se daría
cuenta, y realmente lo logró. Con Miriam tuvo mucho cuidado, la joven, hija
única de una familia muy rica, dedicaba parte de su tiempo a visitar y ayudar a
familias sin recursos, pudo engañarla al enamorarse de él y ser muy joven, pero
con los últimos acontecimientos la chica maduró de golpe, ya no le cree, y ella es la persona que más le importa de
este mundo.
Pensó
que, a pesar de que egoísmo y amor, dos palabras de etimología enfrentada,
no pueden llevarse bien, él si podría lograrlo. Está claro que se equivocó. Lo
que empezó con la sola idea de hacer una boda que le iba a permitir escalar un
nuevo peldaño, acabó en un amor inmenso por aquella chica, eso no entraba en
sus ambiciosos planes, lo malo es que, aunque quisiera, ya era tarde para
rectificar.
Debió
de darse cuenta que la política y la autocracia están reñidas con la
sinceridad, precisamente las dos cosas que sabe ejercer a la perfección.
Ama el poder tanto o más que a Miriam, y no está dispuesto a renunciar a
ninguna, pero necesita que ella vuelva a creer en sus mentiras, aunque cada vez
ve más difícil recobrar su confianza, si es que lo consigue.
Si
le hubiese contado la verdad desde un principio, que estuvo casado, que se
divorció, y que se dijo que jamás iba a volver a contraer matrimonio, que
mantuvo esos pensamientos hasta que la conoció a ella, que tampoco pensó en
casarse pero, al ver su ilusión por una boda religiosa, tuvo que buscar ayuda
para anular su matrimonio cuanto antes, sin que ella se enterase. Por eso
visitó a su tío el cardenal, le conocía muy
bien, es más, probablemente su carácter ambicioso lo heredara de él.
No
en vano el nepotismo llega disfrazado de hipocresía y su tío le abrió muchas puertas. Está encantado de que su sobrino vaya a
contraer nuevas nupcias con la hija de un importante empresario, el cual tiene
fama de ayudar mucho a la religión católica, por eso no le importó mentir
acerca de su anterior matrimonio, cualquier cosa es válida con tal de conseguir
la nulidad cuanto antes.
Lo
que nunca pasó por su imaginación es que fuera precisamente su amada quien se
encontrara el sobre y abriera aquella carta. Todas las tardes, ella se acerca para ver
juntos el correo. Su cara refleja desilusión al ver que no ha llegado una
respuesta. Aquel día, cuando la joven pasó a recogerlo por su despacho, al
tener mucho trabajo, el mismo le dijo
que se acercara a ver que cartas habían en su buzón, seguro de que no había
nada. Siempre pensó que primero su tío le avisaría, o casi lo más correcto,
enviar dos cartas, una con los documentos de su nulidad, y otra con la fecha de
la boda. Su novia al ver el anhelado
sobre, no pudo esperar, pensó entrar corriendo de nuevo en el despacho,
diciendo la fecha de la ceremonia. Por desgracia para todos, lo que encontró
fue algo totalmente distinto a lo que esperaba ver.
Miriam,
al ser una persona espiritual, no
pudo entender el egoísmo que
rezumaban aquellos rescriptos. Hoy, al volver a leerlos, se da cuenta que
es casi imposible disculpar a su tío, y lo peor de todo, disculparse él mismo.
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