sábado, 16 de noviembre de 2013
Minicuento: El árbol que hablaba - Anónimo africano
EL ÁRBOL QUE HABLABA
Anónimo
africano
Había un lobo en la selva. Un
día, cuando estaba afuera paseando, encontró a un árbol que tenía unas hojas
que parecían caras de personas. Escuchó atentamente y pudo oír al árbol hablar.
El lobo se asustó y dijo:
-Hasta el día de hoy nunca me
había encontrado con algo tan raro como un árbol hablante.
Tan pronto como hubo dicho estas
palabras, alguna cosa que no pudo ver lo golpeó y lo dejó inconsciente. No
sabía durante cuánto tiempo había estado allí tendido en el suelo, pero cuando
despertó estaba demasiado asustado para hablar. Se levantó inmediatamente y
empezó a correr.
El lobo estuvo pensando acerca de
lo que le había ocurrido y se dio cuenta de que podía usar el árbol para su
provecho. Se fue paseando de nuevo y se encontró a un antílope. Le contó lo del
árbol que hablaba, pero el antílope no le creyó.
-Ven y lo verás tu mismo -dijo el
lobo- pero cuando llegues delante del árbol asegúrate de decir estas palabras:
"Hasta el día de hoy nunca me había encontrado con algo tan raro como un
árbol hablante". Si no las dices, morirás.
El lobo y el antílope se
acercaron hasta el árbol que hablaba. El antílope dijo:
-Has dicho la verdad, lobo, hasta
el día de hoy nunca me había encontrado con algo tan raro como un árbol
hablante.
Tan pronto como dijo esto alguna
cosa lo golpeó y lo dejó inconsciente. El lobo cargó con él a su espalda y se
lo llevó a casa para comérselo. "Este árbol que habla solucionará todos
mis problemas", pensó el lobo. "Si soy inteligente nunca más volveré
a pasar hambre."
Al día siguiente el lobo estaba
paseando como de costumbre. Al cabo de un rato se encontró con una tortuga. Le
contó la misma historia que le había contado al antílope, y la llevó hasta el
lugar. La tortuga se sorprendió cuando vio al árbol hablante.
-No creía que esto fuera posible
-dijo- hasta el día de hoy nunca me había encontrado con algo tan raro como un
árbol hablante.
Inmediatamente fue golpeada por
algo que no pudo ver y cayó inconsciente. El lobo la arrastró hasta su casa y
la puso en una olla. Pensó en hacer una estupenda sopa.
El lobo estaba orgulloso de sí
mismo. Después del antílope y la tortuga cazó un ave, un jabalí, y un ciervo.
Nunca antes había comido mejor. Siempre usaba la misma estrategia. Contaba a
sus presas que debían decir que nunca antes habían visto a un árbol hablar y
que si no lo decían morirían. Todos ellos hicieron lo que el lobo les dijo y
todos ellos quedaron inconscientes. Luego el lobo cargaba con ellos hasta su
casa. Era un plan perfecto, él lo creía simple e infalible, y agradecía a las
estrellas el hecho de haber encontrado a ese árbol. Esperaba comer como un rey
durante el resto de su vida.
Un día, que se sentía con algo de
hambre, el lobo fue a pasear de nuevo. Esta vez se encontró con una liebre. El
lobo le dijo:
-Hermana liebre, he visto algo
que tú no has visto desde el tiempo de tus antepasados.
-Hermano mayor, ¿qué puede ser?
-preguntó la liebre.
-He visto un árbol que habla en
la selva -dijo el lobo.
Contó la misma historia de
siempre a la liebre y se ofreció para llevarla a ver ese árbol hablante. Fueron
juntos hasta el lugar. Cuando se acercaban al árbol el lobo le dijo:
-No olvides lo que te he contado.
-¿Qué me contaste? -preguntó la
liebre.
-Lo que debes decir cuando
llegues junto al árbol, o si no, morirás -dijo el lobo.
-¡Oh!, sí -dijo la liebre-.
Y empezó a hablar con el árbol.
-¡Oh!, árbol, ¡oh!, árbol -dijo-.
Eres un árbol precioso.
.No, esto no -dijo el lobo.
-Perdona -dijo la liebre.
Entonces habló de nuevo-. Árbol, ¡oh!, árbol, nunca pensé que pudieras ser tan
maravilloso.
-¡No, no! -dijo el lobo- no un
árbol precioso, un árbol hablante. Te dije que tenías que decir que nunca
habías visto antes a un árbol hablante.
Tan pronto como hubo dicho estas
palabras, el lobo cayó inconsciente. La liebre se fue andando y mirando hacia
el árbol y el lobo. Luego sonrió:
-Entonces, este era el plan del
señor Lobo -dijo-. Se pensaba que este lugar era un comedero y yo su comida.
La liebre se marchó y contó a
todos los animales de la selva el secreto del árbol que hablaba. El plan del
lobo fue descubierto, y el árbol, sin herir a nadie, continuó hablando solo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario