Isabel Fraile |
jueves, 7 de marzo de 2013
Comentario del texto "LA ESTRELLA SOBRE EL BOSQUE", de Stefan Zweig, por Isabel FRAILE HERNANDO
LA
ESTRELLA SOBRE EL BOSQUE
Stefan
Zweig
Comentario
de texto – Isabel FRAILE HERNANDO
Un hotel de lujo. Ese es el
escenario elegido por el autor para el desarrollo de “La estrella sobre el
bosque”, relato escrito en tercera persona, sobre una historia de amor
imposible entre un camarero que presta sus servicios en el establecimiento
hotelero y una bella condesa polaca, pero que pone de manifiesto no solo la
diferencia de la clase social de ambos protagonistas, sino el llamémosle
complejo de inferioridad por dicho motivo del camarero: François.
La condesa, tan lejana e
inalcanzable como la estrella que ilumina sus últimos momentos antes de que el
tren acabe con su pobre e indiferente vida. Un sentimiento cercano a la
veneración hace que sea feliz solo con servirla aunque para ella el apuesto
muchacho sea invisible, solo unas manos
ofreciendo solícitas las
bandejas repletas de manjares.
Apenas conoce nada de su amada,
salvo que su acompañante es un aristócrata maduro y elegante que dominaba a la perfección el francés.
La historia nos habla de los sentimientos
del joven, a ella se la conoce a través de ese ensueño Podemos imaginar que el
acompañante es ¿su padre? ¿Su amante? ¿Su marido?
Al enterarse de la marcha de “La
Ostrovska” toda aquella quimera con la que había fantaseado se desmorona
como un castillo de naipes dándose de bruces con la realidad adormecida durante
esos días.
Con los escasos ahorros compra
unas flores. Flores cortadas de belleza efímera. Tal vez la condesa piense que
es un detalle del hotel.
Más tarde en el compartimento
del tren, otro ramo de flores, a punto de marchitarse, hace que la condesa
apenas pueda respirar. Mientras, el joven espera que el tren acabe con su vida
algo sacude el interior de la condesa.
El tren se detiene y la ella
abrumada, tal vez por el perfume mortecino de las flores, siente la necesidad
de abrir la ventanilla. Arriba, en el cielo, la estrella brillante y solitaria
que parece hacerle guiños.
Opinión: Dos personas se cruzan en un
momento de su vida. Para una el encuentro es determinante. Para la otra…
Se puede pensar que el
“malestar” sentido por la condesa en el tren se debe a una especie de
intuición, como si el apuesto camarero no hubiese pasado desapercibido a sus
ojos.
Pero qué sabemos en realidad de
ella. Tal vez su felicidad esté tan lejana como esa estrella que por un momento
pudo ver. Tan lejos como ella lo ha estado del infortunado joven y su vida de
lujo sea en realidad tan cargante como el aroma de las mortecinas flores de su
compartimento.
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