viernes, 18 de enero de 2013
146 aniversario del nacimiento de Rubén Darío
Félix Rubén García Sarmiento,
conocido como Rubén Darío (Metapa, hoy Ciudad Darío, Matagalpa, 18 de
enero de 1867 - León, 6 de febrero de 1916), fue un poeta nicaragüense, máximo
representante del modernismo literario en lengua española. Es posiblemente el
poeta que ha tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo
XX en el ámbito hispánico. Es llamado príncipe de las letras castellanas.
Elogio de la
seguidilla
Metro mágico y rico que
al alma expresas
llameantes alegrías, penas
arcanas,
desde en los suaves
labios de las princesas
hasta en las bocas rojas
de las gitanas.
Las almas armoniosas
buscan tu encanto,
sonora rosa métrica que
ardes y brillas,
y España ve en tu ritmo, siente
en tu canto
sus hembras, sus claveles,
sus manzanillas.
Vibras al aire alegre
como una cinta,
el músico te adula, te
ama el poeta;
Rueda en ti sus fogosos
paisajes pinta
con la audaz policromía
de su paleta.
En ti el hábil orfebre
cincela el marco
en que la idea-perla su
oriente acusa,
o en tu cordaje armónico
formas el arco
con que lanza sus flechas
la airada musa.
A tu voz en el baile
crujen las faldas,
los piececitos hacen
brotar las rosas
e hilan hebras de amores
las Esmeraldas
en ruecas invisibles y
misteriosas.
La andaluza hechicera, paloma
arisca,
por ti irradia, se agita,
vibra y se quiebra,
con el lánguido gesto de
la odalisca
o las fascinaciones de la
culebra.
Pequeña ánfora lírica de
vino llena
compuesto por la dulce
musa Alegría
con uvas andaluzas, sal
macarena,
flor y canela frescas de
Andalucía.
Subes, creces, y vistes
de pompas fieras;
retumbas en el ruido de
las metrallas,
ondulas con el ala de las
banderas,
suenas con los clarines
de las batallas.
Tienes toda la lira: tienes
las manos
que acompasan las danzas
y las canciones;
tus órganos, tus prosas, tus
cantos llanos
y tus llantos que parten
los corazones.
Ramillete de dulces
trinos verbales,
jabalina de Diana la
Cazadora,
ritmo que tiene el filo
de cien puñales,
que muerde y acaricia, mata
y enflora.
Las Tirsis campesinas de
ti están llenas,
y aman, radiosa abeja, tus
bordoneos;
así riegas tus chispas
las nochebuenas
como adornas la lira de
los Orfeos.
Que bajo el sol dorado de
Manzanilla
que esta azulada concha
del cielo baña,
polítona y triunfante, la
seguidilla
es la flor del sonoro Pindo
de España.
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