Zulhma FEDRIZZI
Un viento así, no es cualquier viento, no es solamente aire en movimiento...
A veces un viento helado y mortal abate a un hombre y parte luego de que a su alma vienen a buscar. Ese viento precede al ángel oscuro que guía almas perdidas y luego de cumplir su cometido, sólo deja de existir, como si nunca se hubiera producido, deja de ser por razón divina, y las ráfagas anteceden la total calma. Pero este viento repentino siempre puede volver, y de hecho, lo hará.
Según el caso puede ser brisa tibia, generadora de vida o ser el viento frío y fatal que algunos temen y otros esperan con ansias.
Será tantas veces como necesario sea, del principio al fin de los tiempos, un viento que mata y lo hará, las veces que sea necesario. Puede ser rápido o tardar y ser una tortura muy certera, muy cabal en su fin de ayudar a hacer girar los engranajes del destino. Saldar deudas.
Cambiar y marcharse.
Cambiar y ser diferente.
El viento que desgasta monumentos sacros o monumentos paganos.
Si bien este no es cualquier viento. El que aviva llamas y se propaga, el que empuja una víctima por un risco, o remonta barriletes en un parque de juegos.
Ese mismo viento que hace desaparecer lágrimas de congoja del rostro de una niña que llora porque su molinete de papel dejó de girar y de pronto comienza éste a moverse formando un arco iris de color portátil.
Este viento que susurra frases en oídos de seres preparados. Que lleva un mensaje cálido de aliento y amor. Que también se divierte en jugar con jóvenes cabelleras, hacer volar sombreros, juguetear con faldas, salpicar con agua de charcos los impecables trajes de los ejecutivos.
Piensa en ello cuando luego de una jornada tórrida aparezca de improviso y te sorprenda como una caricia helada..
Ahora sé que cuando sea parte de ese viento, de este viento diferente, antes de seguir mi camino, cruzaré tierra y mar para llegar a Su sombra. La sombra será que bese Su frente, la frente de quien amo, acaricie su cabello de seda, haga pestañear sus ojos de cielo y roce su piel. Susurre en sus oídos viejas canciones y lo acompañe hasta que me necesite. Cuando vea al ángel negro que viene para llevárselo, le pediré acompañarlo. Cuando juntos seamos suave brisa que haga sacudir verdes hojas de árboles, corolas de flores y quitar gorras a los niños. Giraremos como trombas del mar al cielo y unidos en un abrazo seguiremos nuestro viaje, hacia la luz, como viento solar, todo fuego y energía, toda nueva vida, todo verdadero amor.
1 comentario:
Gracias por compartir tu don ... desde baires te recuerdo y te llevo en el corazón ...
yho
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