Mientras me pesan los alimentos, entra una vecina de ese edificio muy apurada y me pide que, por favor, deje que le despachen tres panes, que tiene mucha prisa. Le digo que sí. Mientras el chico se los empaqueta, ella, muy nerviosa, busca y rebusca en su bolso hasta que, con cara de agobio y como disculpándose, me mira y me dice:
–Tengo tantas cosas en la cartera, que no encuentro el monedero.
Yo sonrío y le contesto:
-Tranquila, a mí me ocurre lo mismo, de hoy no pasa que le de un repaso al mío.
Y es cierto, ayer, para buscar las llaves, casi me dan las uvas. No sé si a la mayoría les ocurrirá lo mismo, pero yo suelo llevar de todo. Primero agua, sí, sí, una botella pequeña, después, pañuelos de papel, una libretita donde anotar cosas y un bolígrafo, caramelos, almax, abanico, mi inseparable barra de labios, un espejito, el móvil, monedero, viejas entradas de espectáculos que vi hace meses, y no sigo porque esto es sólo de memoria, si traigo el bolso, no terminaría hoy. Siempre envidio a las amigas que llevan un bolsito minúsculo y encima fuman, yo no lo entiendo. Creo que tendré que quitar cosas o comprarme una pequeña maleta escolar con ruedas.
7 comentarios:
Ja, Ja, Pepi!
¡Fantástica anécdota!
Es cierto, las mujeres llevamos el bolso abarrotado y nos cuesta
encontrar lo imprescindible.
Recuerdo una vez que fuimos de excursión con unos amigos y mientras
tomábamos algo, por hacer gracia, se me ocurrió ver qué
llevábamos en los bolsos. Fue muy divertido. ¡Yo tenía unas 50
cosas diferentes!
Odio quitar cosas de los bolsos viejos así que, si no son
importantes, los tiro con ellas dentro.
Últimamente procuro comprar bolsos pequeños, donde solo me quepa
un libro de bolsillo, el estuche con las gafas, un pañuelo, un
pequeño paraguas plesplegable y un cuaderno de notas, con otro
bolsillo para el monedero y las llaves, y otro más para lápiceros
y bolis. ¡Muy importante! ¡Que no tengan imán para que no
fastidie las tarjetas de crédito, SS o cartillas bancarias!
¡Cosas de mujeres!
¿Se plantearán los hombres dilemas a cerca de los bolsos, qué
meter en ellos y cómo?
Berta
Escuché tu anécdota Pepi, y digo escuché, por el tono fresco de la
narración. Me ha gustado.
Una pregunta: ¿estaban buenas las papas?
ISA
Mi querida Pepi. Leí tu anécdota, pienso y te escribo sin ánimo de nada más que opinar. Pero lo sentí un poco incongruente. Se me produce un quiebre entre el supermercado y las carteras de las mujeres. Creo que en nuestras carteras se pueden encontrar papas y cebollas, es muy cierto cuánta cosa que llevamos dentro de ellas. Tal vez, si te hubierasreferido más a las carteras...., como te dije es un comentario modesto. Un abrazo, Adriana.
Querida Pepi, dices cosas tan lindas de mi "Anécdota" y yo, diciéndote
mi opinión sobre la tuya, no tan bonita. Pero para eso estamos, no
sólo flores caen en nuestros relatos.
Un abrazo fuerte.
Adriana
Querida Adriana, no te diculpes por tu comentario, cada cual puede
dar su opinión libremente. Para mí una anécdota es contar lo que
pasó, si añadir o quitar cosas. Te juro que simplemente cuento lo
que sucedió, ni quité, ni añadí nada. La vida está llena de
incongruencias, y esta es una más. Es bueno aceptar todas las
críticas, si nos alaban mucho, podemos pensar que somos "escritores".
Crítica aceptada y
valorada. Un besote. Pepi.
¡¡Pepi!! eres muy linda.
Adriana
Hola: a mi me ha pasado como a mis compañeros. Me ha gustado el tono desenfadado de como cuentas la anécdota pero estoy segura de que te tienen que haber ocurrido algunas mucho mejores y más sabrosas, sin duda.
Un saludo.
Lina
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